Fausto Martín trabajando en "Vistazo desde el interior".
Los madrilistas la tienen con Madrid, quizá no exista ciudad que genere tanto embrujo en los artistas realistas del siglo XX y XXI como la capital española. Y Fausto Martín no es la excepción.
Los madrilistas la tienen con Madrid, quizá no exista ciudad que genere tanto embrujo en los artistas realistas del siglo XX y XXI como la capital española. Y Fausto Martín no es la excepción.
Recientemente ha obtenido la Mención de Honor en
el 8º concurso internacional FIGURATIVAS 15. MEAM (Museo Europeo de Arte
Moderno) de Barcelona, con la obra "Vistazo desde el interior".
Por Rubén Reveco, licenciado en Artes Plásticas
Fausto Martín nació en León, España
en 1965. Vive en Madrid desde 1968. Licenciado en Arte Publicitario e
Ilustración por la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos de Madrid.
Desde 1990 se ha dedicado a la ilustración y al arte publicitario, realizando
trabajos para diferentes revistas, estudios de diseño gráfico, agencias de
publicidad y editoriales.
En una entrevista a este medio, Fausto Martín expresó: "El haber conseguido este premio en Figurativas del MEAM, supone un gran estímulo para seguir adelante por este camino y cada vez con más ilusión, es muy importante para mi."
-¿Qué nos puede decir de "Vistazo desde el interior"?
En una entrevista a este medio, Fausto Martín expresó: "El haber conseguido este premio en Figurativas del MEAM, supone un gran estímulo para seguir adelante por este camino y cada vez con más ilusión, es muy importante para mi."
-¿Qué nos puede decir de "Vistazo desde el interior"?
-"Vistazo desde el interior" surgió sin
buscarla. La imagen la tomé en la Gran Vía un día que salí a hacer fotos de
tejados. Llevaba toda la mañana en azoteas y terrazas y hacía mucho calor,
mientras buscaba un sitio para comer vi este portal, me llamó la
atención el enrejado de la puerta, entré y se estaba fresco y el ruido de
la calle se mitigaba mucho, mientras descansaba observaba como se
cruzaba la gente por delante de la puerta. Con el espejo del portal era
como estar dentro de una cámara réflex, las personas pasaban por la
puerta como si fuera el obturador y se reflejaban en el espejo, se
duplicaban durante una décima de segundo. En el cuadro he tratado de
reflejar ese instante con esos dos ambientes, uno de quietud, que es el
interior del portal con el fresco del mármol y del espejo, y el otro,
el ambiente del exterior de la calle con el calor, la gente, el
ruido, el asfalto, las prisas. Según avanzaba el cuadro me gustaba mucho
también la imagen duplicada en el espejo, y exageré la distorsión de
la figura reflejada como si se estuviera deshaciendo, era como
representar una doble personalidad, la real y la del espejo, y además
enfrentadas.
-¿Sobre qué soportes trabaja?
-Desde hace un par de años trabajo el grafito sobre tabla. La preparo con una imprimación, luego lijo la superficie más o menos dependiendo de la textura que quiera conseguir. En un mismo cuadro suelo lijar partes de forma diferente, así en una misma obra obtengo texturas diferentes, aunque intento controlarlo la mayoría de las veces no lo consigo y el resultado es bastante fortuito, cosa que me gusta porque luego aparecen efectos imprevistos cuando aplico el grafito y siempre en el sitio menos pensado. El paso de dibujar sobre papel a dibujar sobre tabla me ha dado más libertad, sin miedo a cargarme el soporte, ahora puedo dar aguadas empapando parte del cuadro, o lijar sobre el grafito para conseguir efectos curiosos, en algunas zonas no parece grafito porque adquiere la textura de los brochazos del gesso que hay debajo. En "Vistazo desde el interior" solo tiene aguada y lijados la parte del reflejo y eso le da otro aspecto al espejo. Cuando echo de menos la uniformidad del papel hago alguna cosa, pero son de tamaño más pequeño.
-¿Sobre qué soportes trabaja?
-Desde hace un par de años trabajo el grafito sobre tabla. La preparo con una imprimación, luego lijo la superficie más o menos dependiendo de la textura que quiera conseguir. En un mismo cuadro suelo lijar partes de forma diferente, así en una misma obra obtengo texturas diferentes, aunque intento controlarlo la mayoría de las veces no lo consigo y el resultado es bastante fortuito, cosa que me gusta porque luego aparecen efectos imprevistos cuando aplico el grafito y siempre en el sitio menos pensado. El paso de dibujar sobre papel a dibujar sobre tabla me ha dado más libertad, sin miedo a cargarme el soporte, ahora puedo dar aguadas empapando parte del cuadro, o lijar sobre el grafito para conseguir efectos curiosos, en algunas zonas no parece grafito porque adquiere la textura de los brochazos del gesso que hay debajo. En "Vistazo desde el interior" solo tiene aguada y lijados la parte del reflejo y eso le da otro aspecto al espejo. Cuando echo de menos la uniformidad del papel hago alguna cosa, pero son de tamaño más pequeño.
-¿Por qué sólo blanco y negro?
-Pues es una buena pregunta, una poderosa razón es
que mis técnicas favoritas desde niño han sido el grafito y la
tinta china. Aunque mi padre era pintor y de niño recuerdo estar con él
trasteando con el óleo o con acuarelas, nunca llegó a engancharme el
uso del color, no sentía la necesidad de usarlo, siempre volvía a
mis cómics y me dedicaba a copiarlos siempre en blanco y negro y
de manera autodidacta... Luego profesionalmente, como es
lógico, he usado el color en el diseño gráfico y la ilustración, pero
por exigencias del guión. Ahora haciendo este tipo de obras vuelvo a
mis orígenes.
También reconozco que siento una gran admiración
por fotógrafos clásicos en blanco y negro del siglo XX, como Willy
Ronis, Català-Roca, Cartier-Bresson, Doisneau, Erwitt,
etc..
-Usted es un hombre del diseño gráfico. ¿En su
obra dónde está el límite entre lo ilustrativo y lo pictórico?
-He trabajado en diseño gráfico durante muchos años
y en ilustración también aunque algo menos, y la verdad es que no
tiene nada que ver.
Empezando por el hecho de que ese tipo de trabajos
son encargos donde te tienes que adaptar a lo que el cliente quiere,
y en el proceso opinan más personas hasta el resultado final. El
planteamiento pictórico es otro, sientes la necesidad de contar
algo que te ronda la cabeza, o simplemente te encuentras con una imagen
que te dice algo.
Luego tu estado de ánimo influye a la hora de
plasmar esa imagen, tú decides qué pones y qué quitas y a qué le das más
o menos importancia.
Para mi el proceso pictórico es apasionante porque
es solitario de principio a fin y está lleno de dudas. Supongo que
de esa etapa anterior quedará algo de manera inconsciente, pero
irá quedando cada vez menos según avance, porque la libertad
estética y formal de ahora va deglutiendo todo lo que hice anteriormente en
el terreno gráfico.
-¿Se considera hiperrealista?
-Me considero realista, en todo caso prefiero la
descripción foto-realista, que era el término que usaban los
artistas americanos para las obras basadas en fotografías. El término
hiperrealismo, aunque se refiere a lo mismo, me suena más a hacer
una obra tan tan realista que parezca una fotografía, y no tengo ni
técnica ni paciencia suficientes... tampoco me apetece. Creo
que no, sobre todo desde que trabajo sobre tabla el resultado es
otro, es menos fotográfico, sobre todo cuando el grafito se
mezcla con la textura del soporte y me influye en como tratar la imagen, ahí
el resultado se descontrola.
-Algunos acusan a los realistas que sólo son
despliegue de virtuosismo técnico ¿Le ha pasado? ¿Qué les
contestaría?
-No, a mi no, incluso en las obras más
foto-realistas sobre papel de hace unos años, se aprecia el grafito de forma
natural, siempre como un dibujo aunque haya partes muy detalladas y
limpias. De todas formas, si alguien delante de uno de mis cuadros
solo apreciase virtuosismo técnico, pues lo sentiría porque me
gustaría que le transmitiese algo más, pero no tendría nada que
decirle, lo respetaría.
-Cuando alguien se acerca a uno de sus trabajos
y exclama "¡¿Cómo lo hizo!?" ¿Qué le sucede; se da por
satisfecho?
-Bueno, ¡supongo que sería una exclamación de
admiración, espero!..., y que alguien admire tu trabajo a nivel técnico o a
otro nivel siempre es gratificante aunque ese no sea el propósito de
la obra. Si ese "¡¿cómo lo hizo?!" sirve para que se
quede un rato mirándolo sacando sus propias conclusiones, me parece un estupendo
primer paso para que luego se pregunte "¿por qué lo hizo?",
"¿qué me quiere contar?", con lo cual no me sentiría satisfecho si se queda solo
en la superficie de la obra.
-¿Causar admiración es el objetivo?
No, el objetivo de cualquier obra artística es
transmitir algo.
-¿Qué quiere expresar?
Sensaciones, estados de ánimo, ya sea la soledad
(una cabina de teléfono que ya nadie usa, los tejados de una
ciudad donde cada uno está aislado del vecino), la melancolía del paso
del tiempo (unos trastos viejos amontonados en la calle) o también
situaciones cotidianas que pasan desapercibidas, como
imaginarme a dos personas a punto de conocerse en una cabina de fotos-carnet,
o a alguien andando con prisa por la calle sin saber que está siendo
observado y que se ha convertido en el protagonista de una historia que
ni se imagina.
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