sábado, 29 de julio de 2017

Leonardo o cómo hacer un círculo perfecto


A Leonardo da Vinci le fascinaba la geometría aplicada al arte. Había que medir, calcular y buscar las proporciones exactas en los cuerpos. Hábito heredado de la antigua cultura clásica y común a todos los hombres del Renacimiento.

Por Rubén Reveco - Licenciado en Artes Plásticas



En las formas de la naturaleza están presentes la matemática y la geometría. Y si los números están en las creaciones de la naturaleza, también deberían estar presentes en las creaciones del hombre. La belleza es el objetivo del arte en el Renacimiento. La belleza es el orden, la justa proporción que otorgan las ciencias exactas. Entre las formas geométricas, Leonardo prefería la circunferencia.

jueves, 27 de julio de 2017

Yo creo que no lo sospechas


Una pintura, una canción, un poema, una danza, un cuento pueden tener objetivos que quizás no te imaginas.

Por Rubén Reveco - Licenciado en Artes Plásticas

EL ARTE ES ÚTIL:

-Para divertirse asustando fantasmas. No hay nada mejor que esconderse y sorprenderlos. Salen corriendo a los gritos... Después igual vuelven.

-Para ayudar a los traumas a reconciliarse con una puesta de sol. Siempre se quieren esconder en algún rincón inadecuado y después no encuentran cómo salir de la oscuridad. Pueden estar años ahí, sin moverse. Son los malos de la película pero están muy solos y da pena verlos así.

-Para dejar a los miedos en libertad. Más vale que se pierdan y no salir a buscarlos. Los miedos son muy tontos, pero hay que tenerles cariño y ser generosos con ellos. Pero, si pierden el camino de regreso no salgas a buscarlos.

-Para bailar con los espíritus. Seguir el ritmo alocado que imprimen se hace casi imposible y sólo para cuando el sol sale en el horizonte dejan de moverse. Son muy entretenidos pero pésimos modelos. No se quedan quietos.

-Para exorcizar a los anhelos y sueños fallidos.

POR ÚLTIMO:

-Para acompañar a Dios. Pobre, está muy solo. Por más que lo ha intentado sus obras están llenas de imperfecciones... No se pueden comparar -por ejemplo- con una pintura de Vincent van Gogh o con la Novena Sinfonía de Ludwig van Beethoven. Dios tiene que aprender mucho de los artistas porque estos no dejan obras inconclusas y son eternas, por los siglos de los siglos.






domingo, 23 de julio de 2017

Marcel Duchamp, el impostor

La baronesa Elsa

Falleció en un hospital psiquiátrico de Berlín. Era 1927. Antes, su vida había sido Nueva York. Excéntrica, excesiva, una de esas personalidades que la época creaba y explotaba, Elsa von Freytag-Loringhoven, más conocida como la baronesa Elsa, era muy conocida en el ambiente bohemio de la Nueva York de entreguerras. Sus dotes artísticas eran enormes: se dedicaba a la escultura y la performance. También era poetisa. Todo el mundo la conocía por su imagen transgresora (en su cabeza réplicas de tartas a modo de sombrero, maquillaje negro, se fotografiaba con vestidos orientales, como una Mata Hari extraña, elegancia sórdida).

FUENTE


Lo de baronesa casi era una broma, pues era pobre, malviviendo en un cuchitril con numerosos perros. Había conocido las comisarías y, a veces, sin motivo alguno deambulaba desnuda. Justo en el epicentro de una ciudad poblada de artistas de vanguardia, fue tertuliana de gente como Ezra Pound, Hemingway y, sobre todo, Marcel Duchamp. La baronesa estaba enamorada (un amor obsesivo y enfermizo) del gran Duchamp, quien poco antes había escandalizado al mundo del arte con un cuadro considerado obsceno, pero que hoy no lo parece tanto. Era el célebre Desnudo bajando una escalera. 
Es 1917 y Duchamp presenta la obra que marcará «el final del arte», como dirán desde entonces numerosos críticos de arte. La tituló Fuente, aunque no utilizó su verdadero nombre sino el de Richard Mutt. No era más que un urinario que exhibió en la exposición de la Sociedad de Artistas Independientes de Nueva York.




La baronesa andaba en medio de delirios y estaba a punto de acabar en Berlín. Duchamp alcanzó una fama mundial, pero años más tarde se hizo pública una carta que abría la teoría de que en realidad Fuente habría sido creada por la baronesa Elsa. Antes de la exposición, en abril de 1917, Duchamp escribe a su hermana: «[…] una amiga, empleando el pseudónimo de Richard Mutt, me envió un urinario de porcelana a modo de escultura». Todo el mundo se preguntó quién era Mutt. Duchamp afirmó que él había sido el autor y la historia le atribuirá inequívocamente la autoría de la pieza. Sin embargo, inicialmente todo el mundo se preguntó por Mutt. Las pistas llegaron hasta Filadelfia, donde precisamente se había marchado a vivir la baronesa.


Hemos dicho que la baronesa era escultora. Un vistazo a sus obras demuestra la semejanza con los ready mades de Duchamp. Hay urinarios, muchos. Y todo tipo de objetos deconstruidos o alterados para convertirlos en arte.



Quizá la baronesa expresó su abandono y tristeza por un amor no correspondido de su venerado Duchamp (y por el descarado robo de su obra) en una obra que tituló Me has olvidado como a este paraguas abandonado. En esta, podía verse un urinario derramándose y la pipa de Duchamp, entre otras cosas. Duchamp, sin embargo, calló. La obra era misteriosa, y muchos quisieron saber donde había comprado aquel urinario. Su supuesto autor dijo que lo había adquirido en un local de la Quinta Avenida, pero investigaciones posteriores demostraron que era mentira
El final de esta historia es triste, al menos para la baronesa. Elsa muere sola y olvidada entre paredes acolchadas. Duchamp, sin embargo, alcanzó la gloria.


sábado, 22 de julio de 2017

Stupía y los sofistas en Neuquén



Eduardo Stupía inauguró una exposición en el MNBA, de Neuquén. A este hombre del establishment un día lo vemos inaugurando una de sus muestras, luego, en arteBA; después, siendo premiado en algún salón de pintura o jurado en alguna bienal. Es uno de esos comodines que va y viene. Siempre está para mostrarnos lo generoso que puede ser el sistema.


Por Rubén Reveco - Licenciado en Artes Plásticas

Apenas ingreso al museo, lo primero que hago es retirar un catálogo para leer la presentación que hace su directora, Ivana Quiroga, sobre "Fósiles, Sedimentos, Paisajes Nocturnos", compuesta por 85 dibujos o pinturas en blanco y negro prolijamente enmarcados (¡Cuanto dinero invertido en esos lindos marcos y vidrios!)

viernes, 7 de julio de 2017

¿Por qué esta pintura tan fea ganó el Figurativas 2017?



Sorprendido -al menos- ante la pintura ganadora de Figurativas 2017, concurso organizado por el MEAM (Museo Europeo de Arte Moderno) de Barcelona, España. Conozco la obra de David Eichenberg, un pintor con una técnica exquisita que nos tenía acostumbrado a sus hermosos retratos. ¿Por qué presentó esta obra y por qué le dieron el primer premio? Intentaré -a la distancia- dilucidarlo.


Por Rubén Reveco - Licenciado en Artes Plásticas

¿Algo cambió en el MEAM? Si vemos a los premiados en los anteriores Figurativas (el más prestigioso concurso de pintura realista contemporánea del mundo hispano) la política estética iba en una dirección y esto quedaba rubricado en cada año. ¿Qué pasó en esta oportunidad?

Los prerrafaelistas (2) John Everett Millais

"Ofelia"

Existen ciertas obras que preceden al nombre de los artistas. Desde niño recuerdo a "Ofelia" sin importarme mucho quien era su autor y menos si este tenía un difícil nombre inglés imposible de memorizar y pronunciar.
La pintura -vista en pequeñas láminas- me fascinaba no sólo por el tema de una hermosa joven flotando en el agua (parecía muerta pero estaba con los ojos abiertos) sino, también, por los exquisitos detalles representados a su alrededor.

Por Rubén Reveco - Licenciado en Artes Plásticas

Con los años descubrí que Ofelia en realidad se había suicidado, que era un personaje trágico y que William Shakespeare algo tenía que ver en todo el asunto.
La muerte de esta joven había sido motivo de inspiración de varios artistas del siglo XIX, como Arthur Hugues, Alexandre Cabanel o John Williams Waterhouse entre otros. Pero la mejor imagen que puede verse es la del famoso óleo del pintor John Everett Millais, considerado como el sucesor de Turner.
El suicidio es descrito en la obra de Shakespeare en el cuarto acto, cuando Ofelia ya inmersa en la locura, cantando e intentando ornamentar con flores la rama de un sauce que al romperse la hace caer al río.
En la obra de Millais, Ofelia aparece flotando en las aguas, rodeada de flores silvestres, que en Hamlet se mencionan repetidamente en el monólogo de Gertrude, su madre y única persona que la entendió y apoyó y que fue testigo último de su desgracia.

Redes