El artista cordobés Gustavo Toniutti explica en esta nota las diferencias entre el arte digital y el analógico. Además, señala la obra de su autoría preferida y menciona el cuadro que más le impactó. Y detalla por qué decidió dibujar a la musa perfecta.
Por Camila Reveco - diario Los Andes de Mendoza, Argentina
El artista digital Gustavo Fabián Toniutti (1966) vive en la ciudad de Córdoba. Después de más de tres décadas dedicadas al oficio de dibujar, hace sólo 8 años dio un giro importante al conocer las ventajas y maravillas que ofrece el mundo digital.
Alternativas todas nuevas que permiten -a través de la tecnología- alterar tamaños, colores, perspectivas e imprimir todas las obras que se quiera y en distintas superficies o tamaños.
A Toniutti se le ocurrió inventar a una mujer que llamó Erika, “la que reina por siempre”. Erika es su Musa inquietante, el estímulo que lo lleva a la creación y la protagonista de toda su obra.
Ella representa el prototipo máximo de belleza: curvas prominentes, “ojos y boca grande, labios carnosos”, como él mismo la describe.
Es una creación digital, -no existe-, o no existe al menos en ésta realidad, pero vive en la mente, en la vida interior, en los sueños más inconscientes y en el deseo infinito que tiene dentro suyo nuestra artista.
Lo cierto es que el arte digital y las nuevas tecnologías aplicadas a la estética han abierto una innumerable cantidad de debates nuevos -por ejemplo, la “pieza” única e irrepetible quedaría obsoleta- y se discute porque lo que está aconteciendo en el terreno de lo visual es una verdadera revolución de alto impacto.
Lejos de establecer una rivalidad entre lo digital y lo “tradicional”, es necesario destacar y distinguir la capacidad de oficio, la técnica y el talento de los que optaron por una computadora.
Como ejemplo está la obra de Toniutti que nos demuestra que el abanico de opciones que le brinda su programa de turno, sea Poser o Zbrush, resulta tan amplio e inagotable como la paleta de cualquier pintor.