martes, 23 de diciembre de 2014

Las 7 pinturas más bellas de la Virgen y el Niño

"La Virgen y el Niño", de Bartolomé Esteban Murillo. Museo de Bellas Artes Santiago de Chile.

El arte de la pintura ha contribuido de modo importantísimo a la difusión de los misterios bíblicos. Por siglos, la mayoría de los devotos analfabetos encontraron en las imágenes religiosas una forma de conocer la historia de Jesús.


Por Rubén Reveco - Licenciado en Artes Plásticas

Las imágenes que generan la religión, el mito y todo tipo de creencia espiritual han ocupado gran parte del quehacer artístico. Desde épocas prehistóricas el hombre pintó diversas figuras en un afán de transfigurar sus anhelos, deseos, temores y sueños.
Pueblos de Oriente y Occidente recurrieron a sus artistas para que realicen magníficas obras de arte. Es así como, por ejemplo, Osiris, dios egipcio, Afrodita, diosa de la belleza, Marte, dios romano de la guerra, han llegado a nosotros como un testimonio poderosísimo de la mancomunada acción entre arte y fe.
¿Qué ha significado para cientos de artistas de todas las épocas la llegada del Hijo de Dios? La Natividad es un tema de profundo recogimiento espiritual. Y en ese marco nos preguntamos cómo muestra el pintor ese momento.
La infancia de Cristo es fecunda en símbolos. La representación no necesariamente debe ser una “cosa” pastoral, dulzona y rebosante de ternura maternal, ya que el que nace no es un hombre común y corriente, sino Dios hecho hombre; es una situación paranormal. Pintar al hijo de Dios no es un pretexto para manifestar sólo dulzura y belleza física, ya que Dios no tiene porqué ser hermoso, a imagen y semejanza de un ideal humano; y relacionar, así, belleza con bondad y sabiduría.



1 - “La Virgen del Magnificat” de Sandro Botticelli.

Según el relato de San Lucas, cuando María visita a Isabel, recita un cántico compuesto con diversos pasajes del Antiguo Testamento: “Mi alma glorifica al Señor, y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador, porque ha mirado la humilde condición de su sierva”.
Muchos artistas consideran a la Virgen como autora de estos hermosos versos. En la pintura de Botticelli aparece escribiéndolos y los ángeles coronándola como reina.

2 - "La Virgen de la silla", de Rafael Sanzio.


Virgen de la silla (Virgen con Niño y san Juanito) (en italiano Madonna della seggiola) es una pintura del artista renacentista italiano Rafael Sanzio, que data de 1513-1514. Es una pintura al óleo sobre tabla, de forma redonda (tondo) con unas dimensiones de 71 centímetros de diámetro. Se conserva en la Galería Palatina del Palacio Pitti de Florencia, Italia. 
Muestra a Virgen abrazando al Niño Jesús mientras que un joven Juan Bautista mira con devoción.
Esta obra fue pintada durante el periodo romano de Rafael. Parece que toma su inspiración para esta obra mientras transitaba por Velletri, representándose a la Virgen como una campesina del lugar. L. Bartelli y B. Pallotti afirman (Gli Inediti di Velletri) que Rafael quedó particularmente atraído por la belleza de una madre joven con su hijo, y que no teniendo con él los instrumentos de su oficio, esbozó con una tiza el retrato de la mujer con el niño en brazos. Así, en los rasgos de la Madre de Dios, se estarían reflejando los de una bella campesina velletrina.
Esta Virgen carece de la forma geométrica estricta y el estilo lineal de las madonas que había realizado antes el pintor, durante su periodo florentino. En lugar de ello, los colores más cálidos parecen sugerir la influencia de Tiziano y del rival de Rafael, Sebastiano del Piombo.



3 - "La Virgen y el Niño" de Andrea del Sarto (Florencia, 1486 - 1531).


Este fue un pintor italiano de estilo manierista. Por su depurado estilo fue apodado «Andrea senza errori» («Andrea sin errores»).

En la Virgen con niño, un ángel y un santo del Museo del Prado de Madrid, llamada tradicionalmente Virgen de la Scala, la atención del pintor se centra en la definición de un progresivo rigor en la composición: todo ello reafirmando los efectos de la monumentalidad compositiva, que expresan en las figuras una naturaleza sustancial.


4 - "La adoración" de Giovanni Battista Tiepolo


Tiépolo pintó esta obra en 1753 para la iglesia del Convento de Benedictinos de Schwarzach. En esta pintura, se patentiza la enorme maestría de Tiépolo en la forma en que se intensifica el colorido contrastando de las luces, así como en el despliegue y movimiento de la composición.
Hay elementos en esta “Adoración de los Magos” que la hacen diferenciarse del resto: los magos, por ejemplo, son más de tres. El niño Jesús está demasiado crecido para ser un infante de días. Y, por último, aparecen unas curiosas cabezas aladas, un modo muy conciso de representar a los ángeles.


5 - “Descanso en la huída a Egipto” de Caravaggio.

Sin duda, es el ángel más hermoso pintado en la historia de la pintura. La Virgen y el niño duermen, mientras el ángel violinista interpreta una melodía. San José sostiene la partitura.


6 - "La Virgen de los lirios", de William Adolphe Bouguereau.

El gran artista francés William Adolphe Bouguereau (neoclasisismo tardío) pintó esta mágnifica obra en 1899. Pocos artistas se han atrevido con una virgen de manto negro y sentada en su trono de mármol.

7 - “La Madona de Port Lligat”, de Salvador Dalí.

La etérea imagen de la Virgen simboliza la visión contemporánea de los misterios de la religión. Dalí, como ningún artista del siglo XX, supo interpretar los dogmas en torno a la figura de Jesús, el Salvador.


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