sábado, 22 de julio de 2017

Stupía y los sofistas en Neuquén



Eduardo Stupía inauguró una exposición en el MNBA, de Neuquén. A este hombre del establishment un día lo vemos inaugurando una de sus muestras, luego, en arteBA; después, siendo premiado en algún salón de pintura o jurado en alguna bienal. Es uno de esos comodines que va y viene. Siempre está para mostrarnos lo generoso que puede ser el sistema.


Por Rubén Reveco - Licenciado en Artes Plásticas

Apenas ingreso al museo, lo primero que hago es retirar un catálogo para leer la presentación que hace su directora, Ivana Quiroga, sobre "Fósiles, Sedimentos, Paisajes Nocturnos", compuesta por 85 dibujos o pinturas en blanco y negro prolijamente enmarcados (¡Cuanto dinero invertido en esos lindos marcos y vidrios!)

La presentación dice así:

"Entre manchas y líneas cobra vida en sus producciones un lenguaje universal; pues personifica esa primigenia herida que representa un compromiso vital con el arte y al mismo tiempo reconcilia con identidad propia un delicado y ancestral universo de incertidumbres. Su virtud, a no dudarlo, es poder visualizar el escenario de un mundo complejo que ha logrado captar de forma brillante para compartirlo con todos nosotros".

La leo por segunda vez. Reconozco sentir un poco de vergüenza porque no entiendo. Yo, que me considero avezado en asuntos del arte, no comprendo qué habrá querido decir nuestra directora o quien sea que le haya escrito el texto. Repaso línea por línea:

Entre manchas y líneas cobra vida en sus producciones un lenguaje universal; 


Lo de "manchas y líneas" lo entiendo porque Stupía es un experto en manchas y también en líneas. Al decir "lenguaje universal" supongo que se refiere al arte...

pues personifica esa primigenia herida que representa un compromiso vital con el arte y al mismo tiempo reconcilia con identidad propia un delicado y ancestral universo de incertidumbres.

Acá se me complicó. Estoy en un verdadero problema que personifica mi primigenia herida: no saber. ¿Quién o qué estuvo herido? ¿De qué compromiso vital habla? ¿Reconcilia?... Delicado y ancestral universo de incertidumbres. Wow! Espero que Ivana no le haga los discursos a su padre (el intendente de Neuquén) porque de ser así, no gana más una elección.
Analicemos esta última:

Su virtud, a no dudarlo, es poder visualizar el escenario de un mundo complejo que ha logrado captar de forma brillante para compartirlo con todos nosotros.

Esta frase -que es la más simple de todas- también peca de redundancia. Si prestamos atención, en realidad quiso decir: "Su virtud es compartir -con habilidad- su visión de un mundo". Escueto, directo y simple de entender. 


En 2015, el MNBA adquirió una pintura de Eduardo Stupía, titulada Paisaje.


Sigo leyendo el catálogo

"El carbón es el fósil de la noche" es el título con el que Guillermo Saavedra presenta la obra del artista, en cuestión.

Acaso el fósil sea el pentimento de la naturaleza, el recuerdo pudoroso que ésta nos entrega de la acción del tiempo en un punto dado.

¿Qué es "pentimento" se preguntarán ustedes? ¿No estaremos ante un error y quiso escribir "condimento"? Voy al diccionario y transcribo: "Un pentimento es una alteración en un cuadro que manifiesta el cambio de idea del artista sobre aquello que estaba pintando".

Tal vez el nocturno cifre el gesto romántico de una intimidad cavilosa y, también, la invitación a contemplarlo en ese instante en que el día se despoja despacio del hueso del tiempo.

¡Es un poeta! ¿Qué hace este hombre escribiendo un modesto catálogo de un modesto museo de una modesta ciudad como Neuquén? Nunca lo sabremos.

Quizá el carbón, en su negrura ancestral, pedregosa y al mismo tiempo deleznable, constituya una síntesis o un puente tendido entre ambas realidades: él mismo es un fósil que espera agazapado en la noche de la tierra su encuentro con la pala del minero; y, una vez activo, es la herramienta misma capaz de apenumbrar la insoportable luminosidad de la página.

Seré honesto, esta retórica me impresiona. ¿A qué me refiero? Al uso del lenguaje con el fin de persuadir o convencer a un auditorio en particular. 
La retórica fue utilizada por los sofistas de la antigua Grecia (considerados como los primeros abogados) y Platón fue un famoso detractor, pues consideraba que los sofistas no tenían interés en la verdad, sino, en convencer o persuadir a toda costa. La retórica se preocupa por la elocuencia, la estética y el estilo; siempre, con objetivo de sumar adherentes; muchas veces, a costa de la honestidad o los argumentos. Cómo se entenderá, la retórica es utilizada -al extremo- por políticos, y en este caso, curadores y directores.
¿Por qué el que escribe estos folletines tiene necesidad de complicar su discurso? Simple, porque suena inteligente. Y porque cree tener más probabilidades de convencer al espectador de que se encuentra frente a una obra artística "más grande que la vida misma", aunque no sea verdad.


Entro de una vez

Apenas ingreso a la sala de exposición, escucho el comentario de una señora que sale acompañada de un joven: "Me bastó con ver una". ¿Qué habrá querido decir?
Impresiona ver que medio museo está ocupado por 85 obras muy prolijas en la presentación. Me llama la atención porque los pintores abstractos de mitad del siglo XX (de quienes se nutre nuestro artista) eran muy descuidados en la presentación y realización de sus pinturas. Stupía, en cambio, realizó una gran inversión en marcos y la muestra se ve muy ordenada. ¡Asepsia total!

¿Quién es Stupía?

Es un artista bastante conocido en cierto circuito y relacionado con la docencia. Sin embargo, reconoce -según declaraciones- que la educación artística no tiene mucho futuro. 
Estamos en "plena época de revisión y trastocamiento absoluto de todos los estatutos del arte. Se puso en crisis la idea de saber, que ha sido reemplazada por la de hacer, y también el rol docente. Incluso decir alumno me parece anacrónico", expresa con audacia.
Y es cierto, después de ver (a la rápida) sus 85 trabajos dudo mucho que Stupía le enseñe a sus alumnos de composición, equilibrio y armonía. Tiene que ser muy extraño -por ejemplo- ver a un pintor abstracto enseñándole anatomía o indicándole las proporciones de la figura humana a los alumnos que quieren aprender a dibujar de un modo realista.

¿Qué digo?

No se me ocurre qué decir. Son esas obras que no te ofrecen nada y que son contempladas dos o tres segundos y pasas a la otra casi sin detenerte. El juicio estético está determinado por nuestra experiencia, y después de ver mucha pintura maravillosa y que es parte de nuestro patrimonio universal, te paras ante uno de estos trabajos con prejuicio y ves muy poco. Y lo poco que ves no vale la pena comentarlo.

La señora tenía razón. Basta con ver una obra. Las otras 84 son una copia de la primera.









En los talleres de Stupía se hará real ese rumor malicioso que un pintor realista puede hacer un cuadro abstracto sin ningún problema, pero que un pintor abstracto nunca podrá hacer un cuadro realista de buena calidad. Son rumores de años, cosas que la gente dice...

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