viernes, 8 de marzo de 2019

Sugerencias para el nuevo director del MNBA de Santiago de Chile



El 1 de marzo asumió el arq. Fernando Pérez Oyarzún sus funciones como director del Museo Nacional de Bellas Artes, de Santiago de Chile. Personalidades del mundo de la cultura sugieren -como aporte desinteresado- acciones que irían en la dirección de una gestión exitosa, para beneficio de toda la comunidad.



Según informaron desde el propio MNBA y coincidiendo con el primer año del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, el 1 de marzo asumió oficialmente la dirección del Museo Nacional de Bellas Artes, el arquitecto, académico y gestor Fernando Pérez Oyarzún.
Durante las próximas jornadas se reuniría con los equipos del museo para conocer sus roles y planes de trabajo, además de interiorizarse y participar en el desarrollo del nuevo Plan Estratégico del Museo, elaborado por los funcionarios con la ayuda de una asesoría externa.
En este contexto, tendrá que centrar su gestión en la elaboración e implementación de políticas de exhibiciones y colecciones; y de relacionamiento con el mundo público y privado a nivel nacional e internacional. Asimismo, deberá levantar una programación de cara a los intereses de las personas y las comunidades, junto con potenciar la imagen del MNBA.
“Asumir la dirección del MNBA es encabezar un equipo profesional variado, y muchas veces abnegado, que hace silenciosamente un trabajo que es muy importante para el país, la tarea no es sencilla, primero porque hay notables predecesores en el cargo que han puesto una vara muy alta. También porque hay que encontrar la manera de poner en sintonía una institución más que centenaria con el panorama cultural y los requerimientos de este siglo. Al museo y a otras instituciones de su tipo, está encomendado poner a la cultura en el centro del desarrollo del país. A esa tarea tenemos que abocarnos”, expresó el nuevo director.

Por considerar que la cultura es patrimonio de todos, es que hemos consultado a artistas, teóricos e historiadores sobre cuáles podrían ser algunas de las sugerencias para el nuevo director.

Aclaración: Cada colaborador es responsable por lo escrito y no refleja necesariamente la opinión de esta redacción.


Fernando Pérez (1950) es un intelectual, investigador y académico. Es arquitecto de la Universidad Católica de Chile (PUC), 1977; Doctor Arquitecto de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona, UPC, 1981. Fue decano de la Facultad de Arquitectura y Bellas Artes de la PUC entre 1990 y 2000, donde ejerció como académico desde 1974, siendo actualmente profesor titular. A su vez, fue director de la Escuela de Arquitectura de la PUC entre 1987 y 1990 y director del Centro del Patrimonio Cultural en esa misma universidad. Ha sido Visiting Design Critic de la Universidad de Harvard en 1990, Visiting Fellow del Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Cambridge en 1996 y Simón Bolívar Professor de la misma universidad en 2000. Durante 2007 fue Research Fellow del Swedish Center for the Advanced Study.
En paralelo, ha ejercido profesionalmente como arquitecto, habiéndose dedicado a la promoción de las culturas, las artes, la historia, la música, el teatro y el urbanismo, entre otros.



Dar vida a los museos y al arte

Por Pedro Vergara Meersohn (*)

Museo significa en griego: templo de musas. Es decir: lugar de inspiración. La connotación moderna es más bien centro de exposición de obras de arte, que en cierta medida refleja el significado original. Lo que falta, a menudo,  es la inspiración, que en este caso sería crear interés por el arte, su historia, personajes, técnica y función cultural, que, en pocas palabras, implica formación y motivación.
Esta es la tarea: dar vida a los museos, llenarlos de jóvenes interesados, que hagan preguntas y se apresten a profundizar los temas presentados. Una misión didáctica, basada en la motivación, donde la participación es voluntaria y que podríamos denominar seducción al arte. Cómo damos vida a un museo: presentando temas de interés, estimulando la curiosidad, explicando en manera agradable los detallas y creando una narrativa, donde se hagan preguntas, se den respuesta y se invite a pensar.
Los aspectos que crean puentes y abren la comunicación con los espectadores es el invito a explorar, ofreciendo guías, usando tecnologías multimediales, explicando las técnicas de elaboración y describiendo en manera amena el contexto histórico, donde surgió la obra y cuáles eran inicialmente sus mensajes, ya que el arte es sobre todo comunicación.
En otras palabras, la función de los museos tiene que ser la de aproximar las nuevas generaciones al arte en un diálogo y reflexión, que haga crecer culturalmente. Frecuentemente, en las exposiciones se usan textos, que en la mayoría de los casos o son demasiado abstractos o legibles solo para los ya iniciados, cuando lo que hay que hacer es volver a dar vida al arte en modo directo que permita preguntas, aclarar dudas e invitar a los jóvenes a descubrir el arte como forma de expresión y comunicación.
Una de las tantas historias que puedo mencionar y que estimulan la imaginación y participación fue una vez, delante de la estatua de Moisés (de Miguel Angel), la guía preguntó si alguien podía explicar el porqué de los cuernos y al observar el silencio de todos, informó a los presentes, que la razón era simplemente un error de traducción. La palabra en hebreo que significaba resplandor, luz o aurea, fue traducida por cuernos, vista la similitud en la escritura. En su transcripción: “karan ohr panav”, un rostro del que emanaban rayos de luz, traducido: “cornuta esset facies sua”, su rostro era cornudo. La palabra “karan” puede significar rayo o cuerno en hebreo.
En el museo del oro en Bogotá, puede escuchar tantas historias que mostraban las dimensiones ocultas de las joyas expuestas, ofreciendo a los oyentes la posibilidad de entender, explicarse y descubrir más. Basta decir que después de esta rápida introducción hecha por una persona disponible, el interés demostrado por las obras creció, las conversaciones aumentaron y el tiempo de permanecía creció.  Si aceptamos que el arte sea comunicación, este no existe en el vacío y no sobrevive sin explicación ni introducción.              

(*) Pedro Vergara Meersohn, chileno de nacimiento, residente en Europa, ciudadano de las redes sociales, psicólogo de educación, filólogo de profesión, escritor por pasión y trotamundos por amor. Su realidad laboral es la comunicación, el arte, la diversidad cultural y el multilingüismo.


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Encuentros periódicos con docentes de las artes

Por Gisela Sanhueza Quesada (*)

Planifique y ejecute cada mes del año, reuniones con profesores de Educación Artística en el Museo de Bellas Artes, haga cita con todos ellos. Para hacer efectivas dichos encuentros con docentes de Artes, arme reuniones de 40 a 50 docentes una vez a la semana, una mañana o una tarde.
¿Cómo deben ser estos encuentros?
En primer lugar usted entérese de cómo se enseñan las Artes a la población tanto infantil como juvenil.
Escuche a los docentes, pues ellos con seguridad tienen mucho que decirle a usted.
Finalice cada reunión y reúna los puntos de acuerdo de estos Diálogos pedagógicos con docentes en el Bellas Artes.
Hágase parte y siéntase involucrado de lo que emane de estos diálogos.
Difunda de manera abierta y democrática los puntos de acuerdo, las solicitudes y planteamientos de los docentes.
El universo de profesionales de la Educación que se reunirá con usted irá, desde la Educación Parvularia hasta la universitaria.
Estos diálogos también deben planificarse con estudiantes, escúchelos tienen mucho que decir, que preguntar, que comprender en materia artística. .os jóvenes están llenos de ideas, de sueños, de creatividad.
El Museo de Bellas Artes ya no puede seguir existiendo como un edificio extraño a su comunidad ciudadana, no puede seguir siendo no visitado o poco visitado. Las comunidades prefieren visitar un centro comercial y rechazan el Museo, usted debería preguntarse ¿por qué?
El Bellas Artes no puede seguir siendo administrado como un banco, una empresa o algo similar al que solo asiste quien tiene negocios con él.
El arte es negocio de todos los ciudadanos y para, para todos. Es responsabilidad nuestra como sociedad cambiar eso, pero es responsabilidad de nuevas y mejores políticas culturales y sociales en materia artística también, además de un derecho.


(*) Gisela Sanhueza nació en Chillán, docente de Historia y Geografía, Licenciada en Educación, dedicada a la investigación de la cultura, la historia del arte, la filosofía y el patrimonio desde hace años. Experiencia en docencia e investigación en México, USA y España. Escribe para la Revista de Arte Contemporáneo Ophelia.


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Promover la creación de nuevas obras

Por Andrés Rojo Torrealba (*)


La tarea del Museo Nacional de Bellas Artes no puede limitarse a la difusión del arte conocido, sino que debe promover la creación de nuevas obras en el ámbito de su competencia, que son las artes plásticas. En estos tiempos, el arte ya no se genera desde la academia hacia el público en un esquema vertical, sino que debe ser horizontal, integral y lo más democrático posible, lo que significa que el arte lo puede hacer tanto el artista que ha estudiado como el simple ciudadano que ha aprendido por sí mismo a desarrollar su arte y necesita un espacio para entregar su trabajo. Ese escenario es un desafío para que el museo se abra a la sociedad, estableciendo solamente criterios de calidad y bregando por la difusión por todos los medios posibles que ofrece la tecnología.


(*) Andrés Rojo Torrealba, 55 años, periodista, escritor, asesor parlamentario por 25 años. Actualmente está radicado en Villa Alemana. En admirador de los Beatles, Mozart y Woody Allen.


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Crear redes de colaboración

 Por Alex Chellew (*) 

1.Que actúe con transparencia.
2.Que tenga lineamientos claros mediante un Plan Estratégico para una mejora continua del MNBA.
3.Que aplique el manual de buenas prácticas y que el Museo pague por exponer a los artistas.
4.Que siempre se considere en el plan anual, el pago del Derecho de Autor.
5.Que el museo adquiera obras con un proceso transparente.
6.Que de una enorme importancia al departamento educativo y tenga, como eje fundamental, conectar con comunidades no directamente vinculadas al mundo del arte.
7.Que existan talleres con artistas.
8.El museo debería crear redes de colaboración con otras instituciones artísticas. Se crearía así una sinergia y se evitaría duplicar esfuerzos.
9.Que se trabaje y reciba a agrupaciones de artistas organizados como APECH, ACA, SOECH, todas forman parte de la Unión Nacional de Artistas.
10.Que trabaje siempre por la profesionalización de las artes visuales del país.
(*) Alex Chellew es artista visual. Presidente de la Apech.
Estudió en la Universidad de París y Universidad de Chile. 


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Donde impera lo feo y la indiferencia


Por Daniel Ömar Begha (*)

Estaremos conteste en que no es un presentimiento, y tampoco un infundio,  aseverar que la escena de nuestras artes visuales es uno de los terrenos donde, el narcisismo y el egocentrismo sobrepase con creces - y más que en cualquier otro ámbito artístico,  al talento y la habilidad de mucho de sus miembros y, donde, de igual manera, al definir la calidad de una obra o de un creador, las distinciones ideológicas sean más concluyentes que las estéticas. Ahora, y antes de seguir téngase presente que lo enunciado en esta premisa introductoria es - y está en nuestro cotidiano saber-,  palabra y voz generalizada entre sus cofrades. 
Así que, quien, ajeno a ese ambiente, se haya atrevido a asumir la gestión y desarrollo del espacio de mayor relevancia para el arte nacional, el Museo Nacional de Bellas Artes, debe acometer una titánica y sobrehumana labor – más bien una odisea-, para establecer una correcta mediación entre los intereses de los artistas, su narcisismo, su ego, su relevante talento y creatividad -o la carencia de estos-, para cumplir con la misión de gestión y desarrollo encomendada – misión desde siempre no muy clara para tan principal institución-, ya que esta, a mi parecer, no solo contempla archivar, catalogar, guardar, exhibir y  volver a guardar aquello que se ha definido como patrimonio de las artes nacionales o universales.  
Al enfrentar está poderosa caterva de individuos con trazos de divina iluminación, cabe entonces pedir al novel director del Museo Nacional de Bellas Artes, cuidarse de esto y de ellos y, llevar adelante una gestión libre del imperativo de las determinaciones narcisistas y egocéntricas de algunos. Una gestión libre de la reclamante sobre-valoración de talento y obra fundada solo en la ideología del concurrente y, actuar con criterios equitativos en beneficio del arte y el hacer que construye y desarrolla humanidad. Menudo reto. 
Dicho lo anterior: espero de él una gestión que propenda a destacar aquellas manifestaciones de sentido de los humanos. Digo manifestaciones de sentido porque, desde la acostumbrada soberbia intelectual y artística que campea en el medio actual de la creación artística, la distinción de lo bello no cabe en esta consideración donde más bien impera el feísmo y la indiferencia propia del arte posmoderno – el cual es solo un arte que apela a sí mismo, “si todo es arte  nada es arte”-.  Dicho en otras palabras, propender  a destacar y relevar la precaria humanidad de nuestros tiempos. Y eleva, al desmedrado y alicaído espíritu humano carente de belleza y sensibilidad.
Es mi palabra y mi decir.

(*) Daniel Omar Begha es cineasta, artista audiovisual, productor gestor crítico e investigador de de contenidos de arte y cultura Licenciado en artes con estudios de posgrados en humanidades estudios sociales  y políticas y teóricos del arte.

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Originalmente el Parque Forestal estaba concebido como un conjunto sin interrupciones.

Eje cultural

Por Gonzalo Espinosa Menéndez (*)

Como arquitecto dirija su gestión a consolidar el eje del Centro Cultural Mapocho-MNBA-Parque Forestal, hasta Plaza Italia, como recorrido emotivo y cultural ciudadano, continuo, sin la Av. José Miguel de la Barra, como herida, por ejemplo.

(*) Gonzalo Espinosa Menéndez es pintor.




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