lunes, 23 de noviembre de 2020

El día que volví a ser hippie

 

En 2018 se realizó un encuentro hippie en Santiago de Chile.

En los años 60' un grupo de jóvenes impulsó el pacifismo, el amor por la naturaleza, la ecología, el anti-consumismo, la revolución sexual. La utopía hippie sigue vigente. Paz y amor. También fue un aporte hippie el vestuario exclusivo y el uso del color en todas sus variantes. Fue una revolución juvenil  y horizontal. Sin liderazgos y quizá por eso desapareció.


Los hippies rechazaban por completo el consumismo y todo aquello elaborado de forma artificial en masa. Es por ello que optaban por vivir un estilo de vida simple motivado por una espiritualidad superior y defendían la ecología.
En Estados Unidos surgió este movimiento con la influencia de las injusticias vividas en la guerra de Vietnam, para posteriormente dar el salto a todo el globo terráqueo.
Grandes masas de jóvenes de todo el mundo adoptaron de forma casi inmediata este estilo de vida alternativo y sirvieron de ejemplo para otras tribus urbanas.
En el cono sur de América hubo grupos de estas características. En los 70´ vivían una doble marginalidad: De la sociedad tradicional que no sabía muy bien qué pasaba y de los grupos políticos en rebeldía, quienes sospechaban del pacifismo que pregonaban. 

Video del grupo chileno Los Jaivas. Se puede apreciar la estética y moda típica de los hippies, pero con algunos componentes que en Chile eran propios de la moda artesanal. Mucha lana de origen mapuche para los fríos inviernos.

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sábado, 17 de octubre de 2020

Estigmatizan a cientos de artistas chilenos poniéndole bajas notas a sus trabajos

Ilustración basada en un dibujo de Themo Lobos.

Torpeza, por llamarlo de un modo suave, es lo que ha hecho la Subsecretaría de Cultura al evaluar las obras de artistas plásticos que han presentado sus trabajos con la esperanza de que el Gobierno de Chile adquiera dibujos, pinturas, grabados o esculturas y así paliar en parte los efectos de la pandemia. Al mejor estilo neoliberal, han evaluado a miles de artistas que quedaron a merced de la mirada sesgada de un jurado que repartió millones de pesos a unos pocos y humilló a la mayoría.

Por Rubén Reveco - Licenciado en Artes Plásticas

El 13 de octubre se publicaron los resultados de la Convocatoria Nacional de Adquisición de Obras de Artes Visuales 2020 correspondiente al Plan de Apoyo propuesto por el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio en el contexto de la crisis sanitaria.

Problemas clase A, B y C

Si bien es una realidad que el Covid 19 ha golpeado a toda la comunidad artística en general, para el Gobierno de Chile existen artistas que por trayectoria deberían tener privilegios y recibir más dinero que otros. Es decir, si yo soy un artista consagrado tendría posibilidades de obtener millones de acuerdo a mi prestigio y no según mi realidad socieconómica.

Así fue como se inventó un "concurso" en el cual un jurado que privilegia el conceptualismo sobre las artes plásticas evaluó con nota del 1 al 7 las obras que los artistas postulantes.

Pero los desaciertos no quedaron ahí. El martes 13 no sólo se publicó el listado de artistas elegidos, sino que también se incluyeron con bajas notas a cientos de creadores que se supone su obra no reunía las condiciones para que su creador recibiera una ayuda económica. Es decir: "Según yo, usted es malo como artista por lo tanto no necesita el apoyo económico que estamos ofreciendo".

Cómo debió ser:

El método más adecuado debió ser el siguiente: "Señoras y señores, tenemos 200 millones para comprar 200 obras a precio de un millón por obra. Usted postule una obra que considere que tiene ese valor y podrá ser uno de los 200 elegidos".

Lo que nunca se debió hacer

Publicar los nombre de los que no fueron favorecidos y menos la nota con que fue calificada la obra. Evaluar (casi funar) con una mala calificación me resultó de una torpeza inadmisible. Hoy por hoy, y como están las cosas en el arte, quién puede poner un 2,50 a una obra, por ejemplo. Es indignante e incomprensible, aunque esto último no tanto sabiendo de donde viene el asunto.


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jueves, 25 de junio de 2020

Las cautivas en la mitología griega

"El rapto de Europa" (1908), de Félix Vallotton.

Las cautivas en la mitología clásica. Casi siempre ha estado el amor y la violencia de por medio y las tretas de los dioses para conseguir los favores de las humanas.

La violencia ejercida sobre el sexo femenino ha constituido un aspecto bastante notable en la sociedad desde tiempos antiguos. La violencia en general y la sexual en particular, se habían convertido en un modo más de expresar el dominio que el hombre poseía sobre la mujer. Con el tiempo, esta pasó a reflejar la esencia del patriarcado, un sistema que trataba constantemente de fomentar la autoridad y la potestad del sexo masculino, quien pretendía hacerse escuchar siempre por encima de los demás, especialmente por encima de las mujeres, relegándolas a un segundo plano. La mitología griega no solo refleja en sus contenidos el sexismo imperante en la sociedad antigua, sino que a través de los mitos se contribuía a la naturalización, legitimación y reproducción del patriarcado. Es así como numerosos aspectos relacionados con la violencia aparecen en los mitos cogidos de la mano de alguna figura femenina, que es la quien sufre siempre las consecuencias.
A través del rapto de Europa y los principales autores clásicos que aluden a este relato mitológico en sus escritos, se reflexiona en este trabajo el modo en que se ejerce la violencia sobre la protagonista. El objetivo es mostrar que un mismo hecho violento se puede representar e interpretar de distintas formas según la persona y el punto de vista que adopte ante una misma situación. Esto a su vez incluye, de forma automática, un estudio sobre el concepto central que envuelve su figura: el rapto mitológico, pues es el elemento que une gran parte de los relatos griegos donde el factor predominante es la violencia de carácter sexual que se ejerce sobre una figura del sexo femenino.

lunes, 15 de junio de 2020

El "Caupolicán" de Nicanor Plaza y "El último de los mohicanos"



La escultura que el artista chileno estrenara en yeso en 1868 fue fundida en bronce al año siguiente y replicada en Europa y los Estados Unidos como la típica imagen del nativo norteamericano descrita por el novelista James Fenimore Cooper en su célebre obra de ficción.

Por Rodrigo Barra Villalón
PUBLICADO POR: CINE Y LITERATURA

En mayo de 1910, al celebrarse el Centenario de la Independencia de Chile, un consejo del Museo Nacional de Bellas Artes redactó un acuerdo en el que accedía a donar a la ciudad de Santiago: “la estatua en bronce del héroe más característico de la raza araucana… Caupolicán”. La pieza quedó instalada ese mismo año donde sigue hasta hoy en día, a unos cien metros de altura, sobre un peñón que se eleva a un costado de la terraza del mismo nombre del Santa Lucía.
En ese entonces, ninguno de los sabios consejeros del Museo de Bellas Artes pareció poner en duda que esa escultura caracterizaba al jefe militar mapuche. Era Caupolicán simplemente, porque así la había bautizado su autor dos décadas antes, cuando la creó como parte de su programa de estudios de la Escuela de Bellas Artes de París.
La obra llegó con ese nombre y en yeso al Salón de París de 1868, y al año siguiente se fundieron varios ejemplares en bronce que se dispersaron por Chile y el mundo. El original habría llegado a manos de Luis Cousiño, mecenas del escultor, y sería el mismo ejemplar que actualmente se exhibe en Lota y que se exhibió en la Exposición Nacional de Artes e Industrias de 1872, en el recién inaugurado Mercado Central de Santiago.
Por la época, otro ejemplar de la misma serie era bautizado “The Last of Mohicans” para presentarse en un concurso en Estados Unidos.
En la segunda edición de Azul, que documentó su paso por Chile, Rubén Darío escribió que: “la industria europea se aprovechó de esta creación de Plaza —sin consultar con él para nada, por supuesto, y sin darle un centavo— y la multiplicó en el bronce y la terracota. ¡Caupolicán se vendió en los almacenes de bric-a-brac de Europa y en América, con el nombre de The Last of Mohicans”.
Se dice que no hubo confusión ni ánimo de engaño por parte del escultor. Que el modelo es del tipo caucásico y sigue los cánones clásicos del David de Bernini. Y que lo que Plaza hizo fue: “transformar en ícono y emblema el concepto romántico del nativo, que en Europa despierta curiosidad y hasta mitología”.
En octubre de 1939, a casi tres décadas de haber sido instalada en el Santa Lucía, un redactor de la revista Zig-Zag denunciaba que la estatua de Plaza, con su penacho de plumas, no representa nada chileno. Tres años después, el poeta Carlos Acuña reparaba en el equívoco acusando que un cacique de carne y hueso había desconocido al Caupolicán de bronce.
En su Historia urbana y cultural de Santiago, Cristian Salazar Naudón dice además que tanto Joaquín Edwards como Ernesto Greve: “creían que se trataba de un mito o de un engaño”.
Para fortuna del autor, la polémica no lo alcanzó en vida. Ni la polémica ni la fortuna. Vivió de espaldas a la celebridad, encerrado en su taller de calle Ejército, como lo retrató Juan Francisco González en su paso por Europa: “viviendo pobremente, sin calefacción, y, al parecer, hasta comía mal”.
Nicanor Plaza, maestro de maestros, trabajó hasta sus últimos días, pese a la amputación de uno de sus brazos, y a su muerte, ocurrida en Florencia en 1918, su emblemática obra estaba distribuida por parques de Santiago, Concepción, Rengo y Lota.
La obra alcanzó tal impacto, que llegó al antiguo billete de $1.- del Banco de Concepción, a la imagen del Teatro Caupolicán y a la cadena de farmacias El Indio, que popularizó su propia escultura en madera y terminó de desperfilar la imagen narrada por Alonso de Ercilla.



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Rodrigo Barra Villalón nació en Magallanes, zona austral de Chile, en 1965. Cirujano dentista titulado en la Universidad de Chile, ejerció durante algunos años para luego dedicarse a la actividad empresarial en un ámbito del que recién se comenzaba a hablar: Internet. La literatura siempre fue una pasión, pero se mantuvo inactiva por razones de fuerza mayor. Hasta que en 2018, alejado ya de temas comerciales, tomó la decisión de convertirla en un imperativo.
Durante ese año sometió su escritura al escrutinio de diversos editores, talleres y cursos: lanzó su primer libro de cuentos y de crónicas políticas del período de la dictadura (1973-1991), Algo habrán hecho (Zuramerica, 2019), el cual obtuvo una positiva reacción por parte de la crítica especializada y del público lector.
Luego vendría Fabulario (Zuramerica, 2019), una colección de 37 narraciones de ficción alegóricas y se encuentra trabajando en su primera novela: Un delicioso jardín. Es socio activo de Letras de Chile.
Asimismo es redactor estable del Diario Cine y Literatura.




Nicanor Plaza





lunes, 18 de mayo de 2020

¿Romantizando el voyeurismo y la cosificación sexual de los niños?, "Teresa soñando", la obra más polémica de Balthus


"Teresa durmiendo" (1938), Balthus. Óleo sobre lienzo (149.9 x 129.5 cm) en MET


Hijo de expatriados polacos, Balthasar Klossowski, Balthus, creció en un ambiente privilegiado, con padres intelectuales que formaban parte de la élite cultural parisina. Solo por citar un ejemplo, el escritor francés Jean Cocteau se inspiró en él y en su hermano filósofo Pierre Klossowski, futuro filósofo, para escribir Los infantes terribles.

Tras la separación de sus padres, se mudó a Génova con su madre, quien entonces comenzó un romance con el poeta austriaco Rainer Maria Rilke, con quien a pesar de tener una relación conflictiva lo apoyó y publicó sus dibujos en uno de sus libros.
Comenzaba así la carrera del artista nacido en 1908 y que, a pesar de haber sido una figura pública, de haberse rodeado de otros grandes artistas como André Breton, Pablo Picasso, Man Ray, Antonin Artaud, Joan Miró, Alberto Giacometti y Albert Camus, mantuvo siempre su vida privada en secretismo.
Teresa soñando (Thérèse rêvant) es una de sus famosas -y polémicas- obras de los años 30, en los que retrató a niñas en extrañas poses, que nunca sonríen y que aparecen acompañadas de gatos lamiendo leche.
La obra volvió a cobrar notoriedad hace tres años, cuando 12 mil personas firmaron una petitorio para que fuera retirado de las colecciones del Metropolitan de Nueva York, situación que finalmente no sucedió.
La modelo fue Thérèse Blanchard, de 11 años, vecina del artista, quien aparece en muchas otras pinturas del francés nacionalizado polaco. Allí, ella posa en una postura algo incómoda, levantando la pierna y enseñando su ropa interior.
En su trabajo, Balthus no tomó la estética de la vanguardia cubista, sino que eligió el realismo surrealista, más cercano a Dalí, donde desarollaba deseos, sueños o cuestiones psicológicas a partir de figuras reconocibles.
En el pedido al MET, alegaban que el cuadro “es una imagen perturbadora, sexualizada e inapropiada, al retratar una joven de 12 o 13 años en una pose sugerente que hace visible su ropa interior”. La creadora de la petición, Mia Merrill, explicaba entonces que “dado el clima actual en cuanto al acoso sexual, el museo está romantizando el voyeurismo y la cosificación sexual de los niños”.
Este no fue el primer escándalo referido a una de sus obras, en su primera exposición en París La lección de guitarra (1934) generó una gran controversia debido a sus sadismo sexualmente explícito.
Para Balthus no había nada oscuro ni sexualizado en sus cuadros. Para él las niñas que pintaba eran “seres puros, y su inocente impudor es propio de la infancia. Lo morboso se encuentra en otro lado”. (Fuente: Infobae)

"La lección de guitarra". Balthus. 1934

viernes, 10 de abril de 2020

Lo mejor de Georges de la Tour, el pintor de la velas




Si hay un episodio controversial en el Nuevo Testamento es el de la concepción de Jesús. Para el creyente no existe problema alguno porque es un asunto de fe.

¿Acaso no le pareció raro a San José que María se quedara embarazada cuando nunca había intimado con ella? Pues no, porque había sido visitado en sueños por un ángel que le explicó todo: el Espíritu Santo, en forma de paloma, había engendrado al futuro mesías en el vientre de María, que seguía siendo virgen.
El caso es que José se hizo cargo del futuro bebé Jesús y gracias a este buen señor, Jesús pudo formar parte de la estirpe de David, como prometían las profecías, ya que José era descendiente de David. Además así pudo salvar el pescuezo a su esposa, ya que el adulterio implicaba que la pobre fuese apedreada según lo dispuesto en la Torá.
En cualquier caso este santo despertó las simpatías de toda clase de gente, desde padres de familia (putativo o no) a obreros, que lo consideraron su patrono.
Georges de la Tour también sintió alguna conexión con el santo y lo representa recibiendo las noticias exactamente que como se cuenta en la Biblia: mientras dormía. El ángel lo visita en sueños y le cuenta la extraña noticia. Un ángel, por cierto, bastante no-ángel, sin alitas murillescas, ricitos querubínicos, ni florituras empalagosas.
Por supuesto, en toda obra de este barroco francés no puede faltar una fuente de luz, en la mayoría de los casos una vela, que aquí el maestro tiene la audacia de tapar completamente, para que paradójicamente reciba todavía más protagonismo.


lunes, 17 de febrero de 2020

La Mona Lisa: La reina del pop



Desde hace 200 años, más o menos, es muy popular, pero en este siglo XXI las imágenes inspiradas en la Mona Lisa han eclosionado de una manera incontrolable. Nada se puede comparar a este ícono de la cultura popular. Esta pequeña pintura creada por el genio de Leonardo de Vince hace 500 años es cada día más reproducida, reinterpretada, reinventada, sin que muchos sepan muy bien a qué obedece este fenómeno de la cultura pop. Algunos ejemplos en esta publicación.

Por Rubén Reveco
Licenciado en Artes Plásticas

Sus primeros 300 años fueron tranquilos. La pintura es propiedad de Francia porque Leonardo pasó sus últimos años de vida en ese país y porque nunca la entregó a sus dueños. Dicen que Lisa Gherardini no quedó conforme con el trabajo. Antes de morir, Leonardo se la vendió a Francisco I y desde entonces integró la colección real conservándose en varios palacios reales (Fontainebleu, Versalles y el Louvre).
Napoleón Bonaparte fue un admirador del artista y apreciaba particularmente a “Madame Lisa”, como la llamaba. Tanto, que a comienzos del siglo XIX la hizo trasladar hasta sus aposentos. No nos imaginamos cuál podría haber sido el “diálogo” entre el guerrero, con infulas de emperador, y la mujer que lo miraba y sonreía.

miércoles, 22 de enero de 2020

La pintura romántica y clásica y las protestas en Chile


Una curiosa amalgama artística se ha dado en las protestas en Chile desde el 18 de octubre de 2019. Lo clásico y lo romántico marchan en un solo frente.


Por Rubén Reveco
Licenciado en Artes Plásticas

El arte en todas sus variantes ha estado presente en Chile en estos tres últimos meses de furiosas protestas. La creatividad de los artistas se ha expresado a través de la danza, la música, el teatro, el video, la pintura, el dibujo, la performance... Es así como han resurgido algunas canciones como el "Derecho de vivir en paz", del asesinado Víctor Jara, o "El baile de los que sobran" de los Prisioneros, un trío roquero de los ´80.
Sin embargo este revival ha tenido a una invitada muy poco imaginada: la pintura neoclásica del siglo XIXEs así como ángeles, musas, cupidos, cristos y formas alegóricas han ido empapelado los muros del centro de Santiago, la capital de Chile. 
Compite con las representaciones de pinturas y esculturas neoclásicas la "Libertad guiando el pueblo" del pintor romántico Eugenio Delacroix. Si bien esta famosa obra (1830) se entiende y no desentona en un contexto de rebeldía, no sucede los mismo con la temática neoclásica, tan proclive a la Academia y por lo tanto al sistema de tradiciones conservadoras.
Aun así, reconozco que le confiere a todas las movilizaciones  un sentimiento casi de ternura, donde mitos antiguos conviven con nuevos. Y como reza un slogan: "El Sistema nos oprime, las artes humanizan. 


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