La Torre de Babel (1563) - Panel de aceite en roble, 114 x 155 cm. - Museo Kunsthistorisches, Viena
Brueghel ha colocado el sitio de construcción en un paisaje costero; el holandeses adquirió una proporción considerable de su riqueza de las actividades marítimas. La Torre también está situada cerca de un río, ya que estaba a lo largo de las vías navegables, y no a través de las carreteras de los países sin pavimentar, que los bienes a granel fueron transportados en esos días.
La Torre de Babel, la Creación de Adán y Eva, el Diluvio Universal y la destrucción de Sodoma son las cuatro leyendas más populares que relata el libro del Génesis. Todas recreadas muchas veces por los pintores durante 2000 años.
Existen muchas Torres de Babel, pero ninguna como la de Pieter Brueghel, el Viejo, actualmente localizada en el museo de historia del arte Kunsthistorisches, en Viena, Austria. Se trata de un óleo sobre madera de roble con unas dimensiones de 114 centímetros de alto y 154 de ancho. Fue ejecutada en 1563.
Existen muchas Torres de Babel, pero ninguna como la de Pieter Brueghel, el Viejo, actualmente localizada en el museo de historia del arte Kunsthistorisches, en Viena, Austria. Se trata de un óleo sobre madera de roble con unas dimensiones de 114 centímetros de alto y 154 de ancho. Fue ejecutada en 1563.
Su tema es la construcción de la torre de Babel, que, según la Biblia, fue una torre construida por la humanidad para alcanzar el cielo. Según el Génesis, Yahvé confundió la lengua de los hombres, lo que los llevó a dejar la torre inacabada y a que se marcharan en todas direcciones.
Es un tema que ya había sido tratado con anterioridad, desde los libros iluminados del siglo VI. Se retoma en el siglo XVI como símbolo del orgullo humano, advirtiendo de sus peligros, así como del fracaso de la racionalidad clásica frente a lo divino.
El centro del cuadro lo domina la torre a medio construir, dentro de un amplio paisaje panorámico. El pintor adopta un punto de vista muy alto. En la parte superior de la torre, la presencia de una nube simboliza la pretensión de que querían alcanzar con ella el cielo.
La descripción de la arquitectura de la torre por Brueghel, con sus numerosos arcos y otros ejemplos de ingeniería romana, hace pensar de manera deliberada en el Coliseo, que representaba para los cristianos de la época el símbolo de la desmesura y de la persecución. De la arquitectura de la Antigua Roma parece también provenir la mampostería de ladrillo, recubierta en el exterior por muros de sillería.
Es interesante constatar que la pintura de Brueghel parece atribuir el fracaso de la construcción a problemas de ingeniería estructural más que a diferencias lingüísticas de origen divino. Aunque a primera vista la torre parece constituida por una serie de cilindros concéntricos, un examen más atento demuestra la evidencia de que algún piso no reposa sobre una verdadera horizontal; la torre está más bien construida como una espiral ascendente. Los arcos son, sin embargo, construidos perpendicularmente al suelo inclinado, lo que los hace inestables; algunos ya se aplastaron. Más inquietante puede ser el hecho de que los cimientos y los pisos inferiores de la torre aún no están acabados, mientras que las capas superiores ya están construidas.
La torres de Brueghel han marcado similitudes con el coliseo y otros monumentos romanos, que el artista habría visto durante su estancia en Italia diez años antes. El paralelo de Roma y Babilonia tuvo una importancia particular para los contemporáneos de Brueghel. Roma fue la ciudad eterna, destinada a durar para siempre, y su decadencia y ruina fueron tomadas para simbolizar la vanidad y la fugacidad de los esfuerzos terrenales.
El centro del cuadro lo domina la torre a medio construir, dentro de un amplio paisaje panorámico. El pintor adopta un punto de vista muy alto. En la parte superior de la torre, la presencia de una nube simboliza la pretensión de que querían alcanzar con ella el cielo.
La descripción de la arquitectura de la torre por Brueghel, con sus numerosos arcos y otros ejemplos de ingeniería romana, hace pensar de manera deliberada en el Coliseo, que representaba para los cristianos de la época el símbolo de la desmesura y de la persecución. De la arquitectura de la Antigua Roma parece también provenir la mampostería de ladrillo, recubierta en el exterior por muros de sillería.
Es interesante constatar que la pintura de Brueghel parece atribuir el fracaso de la construcción a problemas de ingeniería estructural más que a diferencias lingüísticas de origen divino. Aunque a primera vista la torre parece constituida por una serie de cilindros concéntricos, un examen más atento demuestra la evidencia de que algún piso no reposa sobre una verdadera horizontal; la torre está más bien construida como una espiral ascendente. Los arcos son, sin embargo, construidos perpendicularmente al suelo inclinado, lo que los hace inestables; algunos ya se aplastaron. Más inquietante puede ser el hecho de que los cimientos y los pisos inferiores de la torre aún no están acabados, mientras que las capas superiores ya están construidas.
La torres de Brueghel han marcado similitudes con el coliseo y otros monumentos romanos, que el artista habría visto durante su estancia en Italia diez años antes. El paralelo de Roma y Babilonia tuvo una importancia particular para los contemporáneos de Brueghel. Roma fue la ciudad eterna, destinada a durar para siempre, y su decadencia y ruina fueron tomadas para simbolizar la vanidad y la fugacidad de los esfuerzos terrenales.