martes, 26 de septiembre de 2017

Las minitas de Martín di Girolamo

Martín di Girolamo en el MNBA de Neuquén junto a "El anhelo de Berenice".


Se inauguró en el MNBA, de Neuquén, la muestra "Figurados". Entre las obras expuestas, se encuentra una escultura de Martín di Girolamo, como las que hacía John DeAndrea en la década del ´60 del siglo XX. No se puede comparar Di Girolamo con DeAndrea, pero al nuestro le reconozco el esfuerzo y reproduzco una entrevista que le realizaran en una revista nacional hace algunos años.

Su tema excluyente es el cuerpo femenino en su forma más voluptuosa y provocativa, a la medida de las fantasías masculinas. Recrea sin ningún pudor las figuras de iconos de belleza contemporáneos y escenas de alto contenido erótico. Admirado, criticado, y buen vendedor de sus obras, actualmente expone en la galería Ruth Benzacar.
A Martín Di Girolamo sus compañeros de colegio le rogaban que dibujara imaginarias mujeres desnudas en sus cuadernos como sólo él sabía hacerlas. El cuerpo femenino siempre fue su debilidad, y recrearlo su gran don. A veces, llenaba el pizarrón del aula con esas exuberantes figuras.
Por aquello -que por entonces era el pasatiempo de un joven estudiante virtuoso del dibujo- recibió más de una reprimenda. Pero hoy Di Girolamo se ha convertido en un gran artista, y lo que más recibe son elogios.
Sus obras -esculturas híperreales de mujeres voluptuosas, hombres y mujeres, mujeres y más mujeres en escenas y actitudes de alto contenido erótico- pueden verse en el Museo de Arte Moderno, en el Museo Nacional de Bellas Artes, y en cada edición de la feria ArteBA, y se venden a razón de 2.000 o 3.000 dólares cada una. 



Espectadores del MNBA, de Neuquén.


-¿De dónde surge este particular estilo de escultura con cierta inspiración erótica y a veces hasta pornográfica?
-Me lo propuse como un desafío. Al hacer un repaso de la historia me di cuenta de que existía una manera casi única de mostrar un desnudo: envolviéndola en un halo poético y religioso, casi sin mostrar las partes más íntimas. Yo sentí la necesidad de romper ese límite y me propuse ser más explícito. Al principio comencé con pinturas, pero pronto sentí que mi obra necesitaba pasar a las tres dimensiones, porque notaba que mis ideas no lograban reflejarse con total fidelidad en el lienzo. Así, comencé trabajando en tamaño natural, pero se asociaba mucho a las figuras con maniquíes y eso no me gustaba.
-¿Qué les respondés a los que critican tu estilo y desestiman el valor artístico de tu obra?
-En general les doy poca importancia a las críticas. De todas maneras, siento que hay una tendencia a pensar que el sexo es mejor si es poético y yo no creo que sea así. Si uno está haciendo el amor y se mira en un espejo, seguramente ve algo "pornográfico" y no una escena repleta de luces, filtros y estrellitas. Lo que se ve también estará enmarcado por una mirada especial hacia el ser amado, pero en lo más concreto la visión es de eso que se llama "porno". Así de simple. Yo elegí esta manera de mostrar desnudos, pero de todos modos hay producciones mucho más explícitas que las mías de artistas como Miguel Angel que quedaron relegadas. Ante las críticas, siento que hay que demostrar que también se puede tener un criterio estético en estas imágenes, y que ser explícito no quiere decir ser chabacano o grotesco.

Otro espectador seducido por la bella Berenice

Nace un escultor

Hijo de un arquitecto y de una psicoanalista, Martín Di Girolamo abandonó la carrera de Arquitectura en el primer año. Decidido a convertirse en artista plástico, se anotó en la Escuela de Artes Prilidiano Pueyrredón, donde tampoco se sintió a gusto: "Estuve sólo dos años, el sistema era demasiado academicista y poco experimental".
-¿Puede un artista plástico vivir de su obra?
-Hoy casi ningún artista vive exclusivamente de la venta de sus obras. Muchos dan clase o clínicas de arte, porque éste es un mercado muy irregular. Hay algunos casos, como Kuitca que vende mucho y gana fortunas, pero no es lo que le pasa al común de los artistas.
-¿Y tus obras cómo venden?
-Tengo la suerte de vender bastante bien. Sin embargo, mantengo una actividad paralela (un negocio de fabricación de soportes para artistas) y eso me permite cierta autonomía y no estar pensando en vender una obra para pagar el gas o la luz de casa. Pero tampoco caigo en la tentación de hacer tal obra porque es comercial y se vende. Personalmente prefiero hacer la obra que me gusta y no preocuparme por si se vende o no.
-El hecho de representar a mujeres famosas, como Dolores Barreiro o Nicole Neumann, en algunas obras, ¿es un efecto comercial?
-No. Quise hacer una versión local de los máximos referentes eróticos de nuestro país, y elegí las modelos que a mí más me gustaban.
-¿Cómo es ser escultor en pleno siglo XXI?
-Me imagino que tan maravilloso como en cualquier momento de la historia de la Humanidad. Trabajar con el arte te permite desarrollar un mundo personal muy rico. El arte, cualquiera sea su expresión, te da una libertad de acción y de pensamiento impresionante. Yo soy feliz de poder ser artista plástico, y si además tenés la suerte de contar con el reconocimiento del medio… no podés pedir nada más.


Otras obras






















Martín di Girolamo es de una reconocida militancia política. Aún así fue invitado al MNBA, de Neuquén, institución relacionada con el actual gobierno nacional. Algo está cambiando.

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