120 años después de
su irrupción en Europa, el Art Nouveau ha tomado un nuevo impulso en las
artes plásticas. Cautivados por la original estética, nuevos artistas
han retomado y recreado en diferentes soportes esa cándida inocencia de
la primera juventud. Es el estilo que ha tenido casi de modo exclusivo a
la mujer como centro de su temática. He aquí algunos ejemplo.
Origen
Modernismo es
el término con el que se designa a una corriente de renovación artística
desarrollada a finales del siglo XIX y principios del XX (el periodo
denominado fin de siècle y belle époque). En distintos países recibió
diversas denominaciones: Art Nouveau (en Bélgica y Francia), Jugendstil
(en Alemania y países nórdicos), Sezession (en Austria), Modern Style
(en los países anglosajones), Nieuwe Kunst (en Países Bajos), Liberty o
Floreale (en Italia).
Todas estas
denominaciones hacen referencia a la intención de crear un arte nuevo,
joven, libre y moderno, que representara una ruptura con los estilos
dominantes en la época, tanto los de tradición academicista (el
historicismo o el eclecticismo) como los rupturistas (realismo o
impresionismo). En la estética nueva que se trató de crear predominaba
la inspiración en la naturaleza a la vez que se incorporaban novedades
derivadas de la revolución industrial, como el hierro y el cristal,
superando la pobre estética de la arquitectura del hierro de mediados
del siglo XIX.
En gran medida
estas aspiraciones se basaron en las ideas estéticas de John Ruskin y
William Morris, que proponían democratizar la belleza o socializar el
arte, en el sentido de que hasta los objetos más cotidianos tuvieran
valor estético y fueran accesible a toda la población, aunque sin
utilizar las nuevas técnicas de producción masiva que impedían el
desarrollo del buen hacer artesanal. El modernismo no sólo se dio en las
artes mayores (pintura, escultura y arquitectura), sino también las
artes menores, aplicadas o decorativas, en las artes gráficas y en el
diseño de mobiliario, rejería, joyería, cristalería, cerámica, lámparas y
todo tipo de objetos útiles en la vida cotidiana, incluido el
mobiliario urbano, que pasó a tener gran importancia (kioscos,
estaciones de metro, farolas, bancos, papeleras, urinarios). Muchos
artistas identificados con el modernismo son artistas "integrales".
Especialmente, en el caso de los arquitectos, no sólo proyectaban
edificios, sino que intervenían en el diseño de la decoración, el
mobiliario, y todo tipo de complementos y enseres de uso diario que
habían de contener.
El modernismo
no fue unánimemente recibido: una amplia corriente de opinión
identificaba sus formas con el concepto de degeneración (una
desintegración orgánica que corresponde a la desintegración social).
Las características que en general permiten reconocer al modernismo son:
-Inspiración en
la naturaleza y el uso profuso de elementos de origen natural pero con
preferencia en los vegetales y las formas redondeadas de tipo orgánico
entrelazándose con el motivo central.
-Uso de la línea curva y la asimetría; tanto en las plantas y alzados de los edificios como en la decoración.
-Tendencia a la estilización de los motivos, siendo menos frecuente su representación estrictamente realista.
-Uso de imágenes
femeninas en actitudes delicadas y gráciles, con un aprovechamiento
generoso de las ondas en los cabellos y los pliegues de las vestimentas
(drapeado).
-Actitud tendente a la sensualidad y a la complacencia de los sentidos, llegando hasta el erotismo en algunos casos.
-Libertad en el
uso de motivos de tipo exótico, sean éstos de pura fantasía o con
inspiración en distintas culturas, como por ejemplo el uso de estampas
japonesas.
-Aplicación
envolvente del motivo tomando alguna de las características
anteriormente mencionadas en contraposición con las características
habituales del elemento a decorar. El elemento destacado de tipo
orgánico envuelve o se une con el elemento que decora.
La derivación
de estas características del modernismo o Art nouveau en la década de
1920 dio origen al denominado Art decó, con el que a veces se
identifica, aunque tiene características marcadamente diferentes.
La utilización habitual de los términos modernism (en inglés) o modernisme
(en francés) no se refiere a este movimiento artístico, sino
genéricamente a las vanguardias o al arte moderno, dentro de lo
polisémico de ambos conceptos.
El modernismo en las artes gráficas
El modernismo
se extendió de manera muy profusa en las artes gráficas, tanto en la
ilustración de libros y revistas (incluyendo la encuadernación, las
cubiertas y los ex-libris) como en el cartelismo (carteles, pósters o
affiches publicitarios) y todo tipo de soportes: postales, paneles
decorativos, papel pintado, estampados textiles, etc.; así como en el
diseño de tipos de imprenta.
Muy influyente e
imitado fue el checo Alfons Mucha. La aceptación de sus diseños, hechos
con exquisita delicadeza y que incluían en su gran mayoría la figura
femenina como motivo central le ganó trabajos a nivel internacional,
produciendo también la clave ganadora de un estilo artístico comercial a
imitar por los ilustradores de la época.
Pese a su corta
vida, Aubrey Beardsley destacó como uno de los más originales
exponentes del modernismo gráfico, con ilustraciones en blanco y negro
de un estilo personalísimo a la vez que controvertido por lo irreverente
de sus temas.
Otros
diseñadores muy importantes fueron Charles Rennie Mackintosh (con el
movimiento de Arts and Crafts), T. Privat-Livemont, Koloman Moser o
Franz von Stuck.
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