Ya había comentado sobre esa inclinación casi obsesiva de pintar sábanas, frazadas o cubrecamas, pero en este caso se justifica (creo yo) totalmente. Los pliegues de la sábana están de acuerdo con la dirección del pelo, la pierna, la espalda, incluso, del busto generando una curva similar. En esta pintura, lo que suele ser secundario en importancia pasa a ser primario.
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