martes, 25 de noviembre de 2014

La pintura de Carlos Andrés Isola



Carlos Andrés Isola es de Neuquén, Argentina, si bien nació en Capital Federal, en 1951, creció en la ciudad de Zapala, ubicada en el centro de la provincia de Neuquén, norte de la Patagonia. Comenzó su carrera trabajando en el departamento de arte de publicidad en la localidad, continuó en Brasil, Capital Federal y en Tucumán. Trabajó posteriormente en la ilustración editorial en medios regionales y actualmente para Caras y Caretas y la revista de cultura “Nómada” de la Universidad de San Martín. 
“Me gusta mucho la obra de “Caravaggio” porque dejó de lado el manierismo para acercarse más a la “fea belleza” de lo auténtico, por decirlo de alguna manera. El mío podría clasificarse, si es que hiciere falta, como "claroscuro". Si bien mis obras tienen una base oscura, busco la claridad en los pequeños detalles en donde se posa la luz unos instantes” ,  señaló el artista, que también se destacó como ilustrador de los diarios Ámbito Financiero, La Mañana del Sur y Río Negro.
En una entrevista exclusiva para este blog, desentraña los misterios de la creación artística, siempre ligada al pueblo que lo vio crecer y que hoy defiende a través de su obra.



Huarpes cocinando piñones.

-Primero conocí su trabajo de ilustrador. ¿En qué momento "aparece" el pintor y por qué?
Creo que "el pintor" está siempre atrás de quien por fin se manifiesta como pintor. En mi caso, que comencé como ilustrador publicitario, como todos, no tuvimos otra camino  más que aprender de los grandes maestros de la pintura (realista por cierto). La composición, el equilibrio de colores, la simbología, el sentido de la belleza, etc., están presentes aún en un aviso de yogur, de automóviles o de lencería y ese mismo lenguaje es el que se enseña en las escuelas de cine. De todos modos, el pintor propiamente dicho, se manifestó en mí de modo sistemático hace unos nueve años en un momento de necesidad en el que comencé a pintar un paisaje neuquino sobre una bandeja artesanal que desató esa especie de compulsión hacia la pintura. Hoy, por razones de trabajo en el área de Comunicación de la Municipalidad de Zapala tengo poco tiempo, sin embargo es permanente aquella necesidad.





Huarpes jugando.

-El tema "huarpe y mapuche" es muy importante en su obra. Qué le interesa de esas culturas, particularmente.
En realidad, en casa, gracias a mis padres, siempre estuvo presente, en cuanto a la territorialidad se refiere, que por lo único que vale la pena pelear con sus «más y sus menos», es por la integración, por la convivencia y la justicia. Hoy, aquella premisa de que «yo llegué primero» está en crisis y no resiste el menor análisis porque si así no fuere, deberíamos devolverle las tierras que 3000 años ac. los acadios le arrebataron a los sumerios en la Mesopotamia. Sin ir tan lejos, actualmente hay una irracional disputa territorial entre palestinos e israelíes que se cobra vidas inocentes a diario y que todo indica que se resolverá únicamente con la convivencia. 
La avanzada de Roca sobre los pueblos originarios nos deja en el medio de una tormenta a quienes de un color u otro estamos luchando por la integración y sobre todo contra quienes, también de un lado u otro, buscan réditos económicos o políticos. 
Yo no soy un especialista ni mucho menos y con «Huarpes» no pretendí nada más que ofrecer una mirada sobre un Neuquén precolombino desde donde se tienen pocas noticias de la existencia de los araucanos o huiliches y menos aún de los mapuches (de hecho, aprendí en la escuela zapalina que, «mapuche» era un idioma más que un pueblo). Los huarpes, un desprendimiento del imperio inca, parecen haber llegado a este territorio hace muchísimo tiempo según lo atestiguan hallazgos de más de 2000 años como «pehuenches» y que fueron, en medio de cruentas luchas, «integrados» a los huiliches en la historia reciente. El mensaje, demasiado ambicioso admito, de «Huarpes», pretendió ser: «¡Ojo! todos tenemos responsabilidad en bregar por la comprensión, el respeto mutuo y la integración para garantizar una convivencia solidaria y en paz».
-Tiene una paleta oscura (¿barroca?). A qué obedece esta preferencia? 
A decir verdad no hubo influencia alguna, al menos consciente. La incidencia de la luz siempre tuvo sobre mi una atracción irresistible que tuve que resignar en mis épocas de ilustrador publicitario. Está instalado en ese ámbito el concepto falaz de que todo es lindo y bueno bajo la luz omnipresente, ¡como si el amor no tuviere su mejor espacio en la calidez de la penumbra, por ejemplo! 
Comencé a admirar a ese maestro del «tenebrismo» que fue Michelángelo Merisi: el Caravaggio, quien enfrentó al manierismo viendo que la luz se agiganta y revaloriza en la tiniebla y que las sombras dibujan los cuerpos en lugar de ocultarlos. Cada una de sus obras es una cátedra. 
-¿Cómo es hacer arte desde Zapala? ¿Le ayuda Internet a estar conectado con el resto del mundo?
Tengo la impresión que hoy, merced a las comunicaciones, sobre todo a internet, las dificultades para hacer arte no son significativas. Se pueden visitar los museos virtuales y disfrutar de obras inspiradoras casi con la sensación de presencia. La posibilidad de contar con el MNBA sede Neuquén es también invalorable. Además uno dispone casi sin restricciones de cursos y técnicas en la pantalla de su computadora.
Hay en Zapala un movimiento «plástico» interesante con los «tradicionales» y jóvenes que consiguen su lugar no obstante falte un ámbito que nos convoque aunque hay desde esta gestión espacios para mostrar las obras. Por otro lado, los obstáculos para la Circulación de la obra son los mismos aquí que en una gran urbe. En definitiva, tenemos en Zapala una restricción pero que es común a cualquier parte del mundo: desoír a la vocación y nada más.
-¿Por qué arte realista? ¿Cómo explica la permanencia de este estilo y su permanente reinvención?
A fuerza de ser sincero, a falta de otras cosas, el poder de observación, cierto dominio motriz, el sentido de la proporción que alguno trae cuando lo paren, facilita reflejar la realidad en un papel. Recibe estímulo a partir de eso y no concibe el arte plástico de otro modo. Eso es bueno y también es malo. Se empeña en perfeccionar ese realismo, apuesta todo a ello y a veces descuida la creación, más allá de que cada uno deja su impronta en cada obra figurativa y la hace única. 
Personalmente, pienso que los diferentes movimientos modernos me sacudieron y me golpearon. Cuestionaron lo que yo había estudiado y me había empecinado en hacer y perfeccionar. Son provocativos. Seductores. ¡Y enhorabuena que así sean! Obliga al realismo a redoblar la apuesta con nuevas búsquedas. A inventar "dioses, dragones, sirenas, gárgolas, santos y alienígenas" para este nuevo tiempo.



El artista junto a una de sus obras.

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