jueves, 17 de julio de 2014

Claudio Bravo y el realismo en Chile

 
"Bacanal", de Claudio Bravo.


En junio de 2011 murió Claudio Bravo, el pintor realista chileno de más prestigio en el mundo. Tiempo atrás se había realizado una retrospectiva de su obra en el Museo de Bellas Artes, de Santiago de Chile. El éxito de la exposición fue tan arrollador que el diario El Mercurio publicó un extenso artículo en el que se preguntaba por qué el realismo (un estilo despreciado por los “especialistas latinoamericanos”), generaba tanta pasión y tanta convocatoria en el público.

Por Rubén Reveco, licenciado en Artes Plásticas


A propósito de una exposición de Claudio Bravo

Para comprender este fenómeno, primero habría que entender porque este país, al igual que el resto de Latinoamérica, ha gastado tantos esfuerzos en copiar lo que estaba pasando al otro lado del Atlántico, imitando un producto cultural foráneo y ajeno a su propia realidad. Salvo excepciones como Roberto Matta, David Alfaro Siqueiros, Candido Partinari, Wilfredo Lam y otros, que nutrieron a su obra de raíces indígenas, el resto siempre ha copiado, a medias o mal. A comienzos del siglo XX, cuando  América Latina se insertaba tímidamente en el contexto cultural del mundo occidental, era cuando en Europa se dejaba de hacer arte realista.

Claudio Bravo comprendió que en Chile no tenía ningún futuro y emigró. Y le fue bien. Décadas más tarde volvió con honores a exponer al Museo Nacional de Bellas Artes. En esa oportunidad le preguntaron sobre el panorama artístico de su país y declaró: “En Chile vive una generación de pintores flojos, sin ideas propias ni capacidad de trabajo”.


Crítica a ciertos críticos

Esta tendencia siempre contó con la complicidad de instituciones, museos, galerías, prensa y críticos. Todos convencidos que de esta forma el país estaba (por mérito propio) en la cresta de la ola en lo que a arte se refiere. En Chile contó desde la década del 70 con la anuencia de Waldemar Sommer (vaca sagrada de la crítica), que instaló la idea de que sólo él podía encumbrar o hundir a artistas gracias a su columna dominical en el suplemento de Artes y Letras, de  El Mercurio.
Por años se ignoró y se denostó a Claudio Bravo en su propia patria. Este tuvo que soportar las críticas más ácidas jamás hechas a un artista. Otro caso similar es el de Guillermo Muñoz Vera. Recuerdo que expuso por primera vez a fines de los 70 (poco antes de “huir” a España) Sommer, despectivamente, escribió que su obra estaba compuesta por sólo unas pinturas “bonitillas”.


Obra de Guillermo Muñoz Vera.

Ambos regresaron a exponer con gloria a su país de origen y a la respetable crítica no le quedó más alternativa que mitigar su discurso ponzoñoso ante la contundencia de los hechos. Esos hechos que tenían que ver con la realidad.
El artículo en cuestión y que reproducimos a continuación, trata someramente de explicar la permanencia a través de los siglos del arte realista. Hay voces a favor y otras no tanto, pero lo único claro es que ningún experimento ha logrado terminar con la fascinación que ejerce en el artista el simple entorno. Y eso, el público lo comprende perfectamente.


El artículo escrito en el diario El Mercurio.

Un estilo que se niega a desaparecer ¿Por qué el arte realista sigue fascinando?

Surgió como tendencia en el siglo XVII, pero ha logrado sobrevivir a los embates del tiempo y hoy sigue existiendo con fuerza, a pesar de que muchos lo consideran un estilo anacrónico y esnob. Su éxito llega al punto de que las obras de Lucian Freud, artista cuyo estilo toma elementos realistas, son las más caras del mundo. Tras la muerte de Claudio Bravo, surge la pregunta por el estado actual del realismo en el circuito del arte contemporáneo.
No hubo demasiada prensa, tampoco su nombre era tan conocido en Chile, su país natal. Sin embargo, al Museo de Bellas Artes llegaron cada vez más visitantes a la muestra "Bravo, visionario de la realidad". Los últimos días, las salas donde se exponía la retrospectiva del pintor realista, recién fallecido en Marruecos, estaban repletas. El boca a boca de un público impresionado por los cuadros de aquella exposición fue la clave del éxito.
Sensibilidad Según Ivelic, uno de los méritos de Bravo es que descubre la riqueza del mundo sensible en objetos que vemos a diario, pero que no tenemos tiempo de mirar con atención
"La gente se iba con una gran sonrisa, porque al mirar una obra, veía una bandeja y el título decía 'Bandeja', por lo que no salía con un signo de interrogación sobre la cabeza", recuerda Milan Ivelic, director del MNBA. Esto explica, en parte, por qué el arte realista, a pesar de ser una tendencia que tiene sus orígenes en el siglo XVII, sigue siendo popular hoy, en un momento en que bienales y galerías dan prioridad a obras de corte más experimental, que provocan, interpelan y que cuestionan la realidad en vez de afirmarla, como es el caso de trabajos del estilo de Claudio Bravo.

Cerca de 200 mil personas acudieron a ver la muestra de Claudio Bravo.


Al evocar aquella muestra, el curador y crítico de arte Justo Pastor Mellado opina: "La pintura de Bravo, en 1994, era lo más parecido a una certeza, después de más de una década de incertidumbre, donde nada era lo que parecía ser. Eso se explica sociológicamente, no artísticamente".
El realismo dentro del arte se remonta a la época del Barroco, a los cuadros de Caravaggio, Velázquez, Rembrandt y otros pintores holandeses y españoles. "Después está el realismo del siglo XIX con acento en lo social, como las pinturas de Gustave Courbet. Luego vino el realismo del siglo XX, que tiene varias facetas. En el caso de Bravo, se trata de un realismo ilusionista, que embellece y acicala la realidad", explica el crítico de arte Waldemar Sommer sobre el estilo del pintor chileno, muchas veces confundido con el hiperrealismo, una tendencia artística en que se reproduce la realidad a partir de una imagen fotográfica.
Hoy, en efecto, el realismo, no es un estilo de pintar que tenga muchos cultores ni que sea protagonista del mainstream del arte contemporáneo. "Muchos le criticaron a Bravo que cómo se le ocurría en el siglo XX y XXI pintar como si fuera un artista del siglo XVII. Se le decía que era anacrónico, pero él simplemente no se sintió a gusto con la ruptura de las vanguardias", explica Ivelic.
¿Tiene sentido, entonces, seguir hablando de "realismo" en la actualidad, cuando se trata de una tendencia de siglos anteriores? "Pareciera que hoy, sobre todo en el caso de la pintura, se clasifica de realista cualquier resultado que intente medianamente reproducir algún fenómeno real", opina el pintor chileno Cristóbal Anwandter, cuyo estilo se acerca al realismo.
El término puede comprenderse hoy desde otro punto de vista. "Si se entiende el realismo como una actitud y una opción ideológica, creo que está más vigente que nunca. Los desafíos y conflictos que nos propone nuestro tiempo nos proporcionan un caudal muy valioso de experiencias sobre el cual trabajar y proponer nuestras miradas como artistas.

Roberto Matta, el otro gran pintor chileno del siglo XX.

La eterna fascinación del hombre por la imagen de lo real explica por qué los cuadros de Bravo y de otros pintores realistas generan tanto interés. "Hay que recordar que la concepción mimética del arte ha sido tema de interés y análisis desde los tiempos de Aristóteles, quien en su 'Poética' explica que la contemplación de aquello imitado es siempre un deleite, que hay seres cuyo aspecto real nos molesta, pero nos gusta ver su imagen ejecutada con la mayor fidelidad. Pienso que aquí en Chile todavía el grueso del público asocia 'buen artista' con capacidad de imitación del entorno", opina Claudia Campaña, doctora en arte y docente de la Escuela de Arte de la UC.
Este es el punto que separa a Claudio Bravo y Roberto Matta en cuanto a popularidad, según Pavez: "La gente tiende a apreciar lo que entiende mejor y en ese sentido, la pintura de Bravo no puede ser más aprehensible. Es un problema cultural ya que Matta, siendo más importante en mi opinión, no generó el mismo interés en el público chileno", opina el académico.
Para Ana María Stagno -a cargo de la obra de Bravo en el país-, el gusto por el realismo también tiene que ver con su fácil comprensión. "La pintura realista, históricamente, ha despertado interés y aceptación de parte del coleccionismo y del público en general, ya que es una manifestación artística de fácil entendimiento, que apela directamente a la sensibilidad del espectador sin necesidad de un proceso intelectual ni de un marco teórico que la sustente", comenta.

"The execution of lady Jane Grey" (1833).- Cuadro del pintor Paul Delaroche, la postal más vendida de la National Gallery de Londres.

Asimismo, también se trata de un fenómeno cultural. "Como los espejos, el realismo y el hiperrealismo siguen vigentes. Ello se observa no sólo en la pintura, sino también en otros medios como la escultura; por ejemplo, las obras hiperrealistas de Ron Mueck son un éxito, él convoca gran cantidad de público cuando acude a una bienal o expone. El hombre sigue intentando imitar a la perfección su entorno y la gente se fascina con ello; hoy, además, disfrutan con el cine 3D y con la tecnología digital", comenta Claudia Campaña.
Según explica Milan Ivelic, en el caso de Bravo lo que capta el interés de la gente es su capacidad para mostrar en objetos cotidianos lo que no vemos en la realidad. "Uno de sus grandes méritos es que descubre en sus pinturas la riqueza del mundo sensible -la textura de un árbol, el color de una hoja, el brillo de un pétalo- en una sociedad acelerada que no tiene tiempo para mirar, para pensar. Bravo es un meditador que hace un llamado de atención al mundo contemporáneo que perdió la capacidad de admirar", afirma.

Un arte vigente                                                                                                                           
Es un hecho que hoy los espacios de exhibición artística privilegian más la renovación que la tradición, siguiendo así el propio desarrollo histórico del arte. Dentro del circuito, incluso, muchos miran al realismo con desdén y lo califican de "esnob". "Puede ser porque mucho arte realista cae en un público de apreciación facilista, por el logro técnico. Por otro lado, la gran mayoría de artistas realistas son muy complacientes y abordan temáticas completamente anacrónicas y retrógradas", comenta Anwandter.
Según este joven artista chileno, el realismo puro cada vez interesa menos y tiene menos espacios. "Si la intención de un arte está meramente en el malabarismo mimético, su pronóstico en el panorama actual es muy desfavorable", comenta. Sin embargo, pintores como él, cuyos estilos tienen rasgos realistas, han logrado gran éxito en el mundo. "El realismo está más vigente que nunca, basta fijarse en artistas como John Currin, Jenny Saville, Lucian Freud, Antonio López García y muchos otros de Asia, especialmente chinos", señala Ricardo Maffei, quien es hoy el pintor realista más destacado en Chile.

Retratos de Cristóbal Anwandter.

"El realismo siempre estará vigente en el circuito internacional del arte, incluso existen galerías especializadas en pintura realista y, si ésta es de muy buena calidad como lo es la obra de Claudio Bravo, con mayor razón, despierta gran interés", explica Stagno. Claudia Campaña agrega: "La pintura de caballete está vigente y, en las últimas décadas, incluso por razones de mercado, se han revalorizado los procedimientos de la pintura tradicional".
De hecho, las obras realistas e hiperrealistas están actualmente bien cotizadas en el circuito del arte y mueven millones en el mundo, en especial en Estados Unidos. "Un ejemplo es que en la última subasta de arte latinoamericano de Christie's se remataron dos pinturas hiperrealistas y se vendieron en 250 mil y 430 mil dólares", cuenta la galerista Patricia Ready. Maffei entrega más datos que lo evidencian: "el artista vivo más caro del mundo es Lucian Freud y hay muchos otros ejemplos además del propio Claudio Bravo, quien ya tenía precios muy altos y que ahora se va ir a las nubes", afirma.

"Pastel sobre papel", del artista Ricardo Maffei.

Esto, a pesar de que se trata de un estilo que no es lo último en la vanguardia del arte. Así lo plantea Maffei: "El hecho de que el realismo exista en la pintura desde los romanos -es cosa de mirar las paredes de Pompeya- confirma que no es una moda, sino un género que permanecerá como la realidad misma".
Claudio Bravo: "A mí me salva el público"
En la última extensa entrevista concedida a "El Mercurio", en Marruecos, a la periodista María Cristina Jurado, el pintor sentía el peso y la soledad de su éxito:
-¿Y a usted, quién lo ayuda?
"En los últimos veinte años, absolutamente nadie. Lo único que he recibido han sido ataques porque yo nací con éxito y la gente de mucho éxito genera envidia. Ha sido el sino de mi vida. Hay críticos, galeristas, intelectuales, hasta directores de museos que han tratado de hundirme. Pero una cosa me salva: el público me adora y donde expongo cae, rendido, a mis pies".


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