lunes, 14 de julio de 2014

Las siete pinturas más feas y famosas del siglo XX

1) "Las señoritas de Avigñon", pintada por Pablo Picasso, entre 1906 y 1907. En las dos figuras de la derecha se nota ya un primer intento de lo que sería el cubismo.


A los que dicen que sólo publico “caras bonitas”, “que la vida real no es así” y que "los rollitos son parte de la hermosura” les digo que tienen razón. 
Es por eso que hoy les ofrezco las pinturas más feas del siglo XX, pero famosas y muy caras, según lo determina el siempre omnipresente y poderoso mercado. Ese que determina que "mientras más feo mejor".
 


Por Rubén Reveco, licenciado en Artes Plásticas


Uno de los más notables logros de los artistas de la primera mitad del siglo XX fue el de liberar al arte de los cánones estéticos tradicionales. Esto es: arte igual belleza. Y esto no quiere decir, necesariamente, que se empezó a apreciar lo feo, lo grotesco, lo insulso o lo vulgar. Sino que se debe entender que los límites de la belleza se ampliaron; el abanico de posibilidades y combinaciones creció, y que esto, además, posibilitó que se provocara una verdadera explosión creativa.

2) "Mujer que llora", otra de Pablo Picasso. El dolor y angustia del llanto llevado al extremo de la deformación.
 
Ahora bien, no sólo hubo diferentes tipos de expresiones que nacieron junto a las nuevas manifestaciones artísticas, sino que muchas obras, dominadas por la estética de lo feo y lo grotesco, ganaron un espacio adicional y provocaron un remezón extra en los ojos de los sorprendidos espectadores.

3) "El sueño", de Salvador Dalí. Lo peor del subconsciente convertido en pesadilla.
 

Hay obras –pinturas en este caso– deliberadamente feas. Esto quiere decir que la estética de lo feo fue lo que el artista buscaba y era lo que mejor expresaba lo que en ese momento le preocupaba. Está de más aclarar que las obras expuestas no son feas porque el artista no supiera pintar o dibujar. Lo deliberadamente feo da tanto o más trabajo que lo deliberadamente hermoso, pero lo feo, parece ser mejor para desarrollar ciertos conceptos y estados de ánimo.


¡Viva lo Feo!                                                  

Es fácil caer en la tentación de crear una pintura de formas agradable. Hay tantos motivos para ello: paisajes y rostros hermosos, temas religiosos e históricos, composiciones armoniosas y  de colores alegres…



4) "Acuarela", pintada por Wassily Kandinsky, 1910. Considerada como la primera pintura abstracta de la historia del arte.

Pero pintar lo feo es otra cosa. Significa renunciar al halago zalamero e interesado. En la primera mitad del siglo XX los artistas debieron poseer una contextura espiritual muy fuerte y estar dispuesto al rechazo y la burla.
¿Y por qué sucedería esto? ¿Acaso la fealdad -como la belleza- no forma parte de la vida? Lo feo, al menos en su forma, puede tener valor estético y ser, sin dudas, una obra de arte.

5) "La violación", de René Magritte, pintada en 1934. 


¿Cómo hacer una pintura fea? 

Primero desprenderse de los siglos de tradición y concepto que hacen más bella a una pintura. El tema tendrá que ser desagradable. El sentido de composición no deberá existir. Términos como equilibrio y armonía deben desaparecer. El color deberá ser sucio y desprolijo. Todo esto con la intención de provocar un profundo desaliento en el espectador y una contracción gutural similar a la náusea.

6) "Mujeres", pintada por Willem de Kooning.
 
El rechazo debe ser inmediato y permanente, nada que insinúe alguna posible complaciencia y simpatía entre la obra y el que la mira. Y sin embargo, deberá ser obra de arte. 
Claro que sólo algunas de estas características están presentes en las siete pinturas reproducidas en esta página. Quizá demasiado bellas, a pesar de ser las más feas del siglo XX.

7) "Tríptico de Santa María Egipcíaca", pintada por Emil Nolde. Más que un tema religioso, parece una fiesta dionisiaca.



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