No
es la primera vez que las artes se nutren entre sí. Han salido
maravillosas pinturas de textos literarios, de igual modo, han surgido
canciones inolvidables de mitos y leyendas del pasado.
Pero
será Ofelia la más significativa. Porque la muerte de una adolescente
pura, enamorada, inocente, bella pero trágica (al borde de la locura)
reúne todos los ingredientes para hacer de este fragmento de Hamlet, de
William Shakespeare, uno de los más célebres del arte universal.
OFELIA, trágica belleza
Con Ofelia pasa algo especial. Un personaje literario adquiere forma física en una pintura, movimiento en el teatro y en el cine y sonido en una canción.
"Y
así, restituida a la absoluta integridad de su belleza moral y
corporal, Ofelia es más bella y más pura que fue antes, porque ya no es
un sueño creado por la fantasía, sino una realidad viviente, un ser de
carne y hueso, con funciones y órganos que para nada obstan a la sublime
realidad de su pureza, a la sublime idealidad de su belleza". (Eugenio María de Hostos)
"El
primer amor, el amor único, es la forma primera de la felicidad, quizá
la única: forma vaga, impalpable, fugitiva, como Ofelia. Como Ofelia,
momentánea en la vida, eterna en la memoria de la fantasía y del
corazón. Como Ofelia, una súplica en vida, un remordimiento en muerte.
Como Ofelia, espuma que se desvanece en el torrente. Como Ofelia, un
cielo que se ofrece y se desdeña. Nunca ha producido el arte una
creación más pura, ni divinizado una realidad más humana, ni concebido
una verdad más esplendente". (Eugenio María de Hostos).
Pero
no bastó con la tragedia de Shakespeare ni con los poetas que le
cantaron odas para convertir a Ofelia en una mujer corpórea. Debió
aparecer John Millais y pintar entre 1851-52 su célebre obra. Pero,
además, tendríamos que esperar hasta 1996 para que una simple canción
reviviera (a su manera) la historia que no es una historia pero que vale
la pena creer que es. Ya que se puede morir por amor y que el amor
puede enloquecer a las personas. Pero que -finalmente- la belleza (que
inmortaliza) puede redimir a los amantes.
El cuerpo de una
hermosa mujer flota inerte en las aguas esmeraldas de un lago saturado
de florecillas. La palidez de su rostro evoca la luminosa aurora
matutina y el cristal de sus ojos, el reflejo de celestes estrellas en
el infinito. Así se describe a Elizabeth Eleanor Siddal inmortalizada
en “Ophelia", la pintura de Millais que enamorado de los versos de
Shakespeare, plasma en lienzo la escena donde la dama desesperada por
el amor de Hamlet, se sumerge para siempre en un río.
La infeliz y enigmática Ofelia
La figura de Ofelia está
desapareciendo bajo las “gimientes” y sosegadas aguas, que son lo
suficientemente diáfanas como para no ocultar a nuestra vista sus brazos
y torso parcialmente inmersos. Su hermoso rostro está ahora ausente en
un gesto patético que conmueve profundamente. Los ojos inanimados, los
labios entreabiertos, inertes y las manos en actitud de ofrenda, dejando
escapar unas flores. La parte inferior de su cuerpo parece estar ya
sumergida, permaneciendo en la superficie las piezas más vaporosas del
pesado vestido, que al igual que sus largos cabellos, parecen resistirse
a desvanecerse para siempre. Lógicamente, la imagen poética de Ofelia
está muy alejada de la que correspondería a la macabra realidad de un
ahogamiento. Parece estar destinada a fluir disuelta en el agua, pero a
la vez tangible e incorruptible, para, como sugiere Bachelard,
aparecerse por siglos a los soñadores y a los poetas, flotando en su
río. Junto a ella sobrenadan las flores que había recogido. Flores que
están modeladas con una precisión y una minuciosidad asombrosas. Algunos
críticos contemporáneos del autor no encontraron encanto alguno en esta
pulcritud realista de Millais; su exuberancia naturalista les parecía
una complacencia innecesaria e indolente, un desacierto que hurtaba
eficacia dramática a la protagonista de la historia. Nada más lejos de
la realidad. El conjunto de la composición es soberbio, y a pesar de eso
nada impide que cuando nos encontramos con el lienzo la mirada se
desvíe empática e ineludiblemente hacia la desdichada". (Beatriz Sánchez Artola).
"Millais no hizo sino mantenerse fiel al artificio alegórico shakesperiano. Violetas enguirnaldadas abrazan el cuello de la joven, siendo estas flores un icono de la desesperanza y de la muerte prematura. Flotando en el agua hay esparcidos: pensamientos, alegoría del amor no correspondido, y amapolas, símbolo del adormecimiento y la muerte. También vemos: nomeolvides, ulmarias, ortigas, narcisos, margaritas, coronas imperiales, lirios, adonis, dedos de muerto… incorporados no como aderezos pueriles, sino como metáforas tanto de los defectos de Hamlet como de los sentimientos taciturnos de Ofelia. Que Millais hubiera prescindido de esta abundancia iconográfica o que no se hubiera esmerado en su reproducción hubiera sido incoherente". (Beatriz Sánchez Artola)
Elizabeth Eleanor Siddal Rossetti (25 de julio de 1829 - 11 de
febrero de 1862) fue una modelo británica, retratada extensivamente por
los artistas de la Hermandad Prerrafaelista, desempeñándose también
como poeta y artista. Esposa del pintor, poeta, traductor e ilustrador
inglés Dante Gabriel Rossetti, fue su modelo en múltiples ocasiones.
Falleció en 1862 por suicidio con láudano.
"La pintora, poetisa y arquetipo
estético prerrafaelista Elisabeth Eleanor Siddal, fue la paciente modelo
de esta obra magistral, en interminables sesiones en las que posaba
sumergida en una bañera con un precioso vestido antiguo que el pintor
había encontrado para la figuración. Según cuenta el hijo de Millais en
su obra biográfica sobre su progenitor, un día no se pudo calentar el
agua y Elisabeth enfermó durante varios días. El padre de la artista se
enfadó considerablemente con el pintor, requiriéndole una satisfacción
económica. Lo cierto es que una vez recuperada del enfriamiento
“acuático” no volvió a trabajar para Millais. Parece que Lizzie padeció
frecuentes problemas de salud. Según relatan los biógrafos
prerrafaelistas estuvo aquejada de un trastorno del ánimo. Ésta y otras
circunstancias, como su difícil relación con Rossetti, le habrían
inducido a consumir láudano en exceso. En varias referencias se especula
sobre el padecimiento de una posible tuberculosis, si bien su
fallecimiento, cuando sólo tenía 32 años, suele atribuirse al consumo de
una dosis excesiva de la tintura de opio. La identificación “poética”
entre Ofelia y Siddal ha sido tentadora, y abundan las referencias al
posible suicidio de la artista, si bien el único dato cierto es el de su
certificado de defunción, donde figura “muerte accidental” como causa".
(Beatriz Sánchez Artola)
Autorretrato
John Everett Millais
"John Millais es la figura más destacada de la pintura inglesa de mediados del siglo XIX. Componente del grupo londinense , La Hermandad Prerrafaelita junto a William Holman Hunt y Dante Gabriel Rossetti.
Recurriendo a una estética regresiva los pintores del movimiento
intentan manifestar sus ideales en el campo de la creación artística
como respuesta a la sociedad industrial de su época.
En un principio los prerrafaelitas
crearon un arte de temática cristiana que fue dando paso a otra de tipo
más literario, en ocasiones con marcados tintes eróticos.
Basándose en el estudio y fidelidad absoluta a la Naturaleza con un “riguroso escrutinio de los hechos visibles” que
consiguen llevar a sus telas mediante el uso de una línea fina y dura
en la conformación de sus figuras, una precisión casi fotográfica en el
detalle, la ausencia de claroscuro, una textura lisa y pulida, el uso de
colores brillantes y la recurrencia a los elementos de carácter
simbólico.
Millais eligió concretamente el tema de la muerte de Ofelia,
ésta aparece flotando en las plácidas aguas de un riachuelo,
sosteniendo unas flores en una de sus manos mientras que las guirnaldas
con las que se había engalanado flotan sobre su cuerpo.
Como ejercicio previo, el artista
pasó varios días junto a un río tratando de retratar con exactitud las
flores y plantas de sus márgenes y alrededores en un laborioso y
concienzudo trabajo de observación, haciendo gala de uno de los
principios artísticos fundamentales de los Prerrafaelitas, la rigurosa
fidelidad a la naturaleza. También ejemplo de este interés por la
fidelidad llevada al extremo, es el hecho de que la joven que posó como
modelo de Ofelia, Elisabeth Eleanor Siddal, esposa de Dante Gabriel Rossetti, pintora, poetisa y arquetipo estético del movimiento, lo hacía sumergida en una bañera vestida con un traje de época.
En esta obra, Millais
consigue captar y reflejar el momento del tránsito de la joven, de la
vida a la muerte , mientras flota en el agua mansa y de su boca casi
puede apreciarse como escapa el último aliento". (Myriam)
La revista de arte Ophelia es editada en Argentina y Chile. Quizá sea el unico emprendimiento periodístico binacional ya que tiene profesionales que trabajan en su producción en ambos países.
"Donde crecen las rosas silvestres". La canción
Where the wild roses grow ("Donde crecen las rosas silvestres") es una canción rock–alternativo compuesta por Nick Cave. Está incluida en el noveno álbum, "Murder Ballads" (1996). En la canción se presenta a la cantante australiana Kylie Minogue.
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